Este artículo fue publicado en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

A las personas que se les pide escribir sobre N. T. Wright pueden encontrar que se quedan rápidamente sin superlativos. Él es el erudito bíblico más prolífico en una generación. Algunos dicen que es el apologista más importante de la fe cristiana desde C. S. Lewis. Ha escrito la más extensa serie de comentarios populares sobre el Nuevo Testamento desde William Barclay. Y, en el caso que tres carreras suenan como muy pocas, él es también un líder de la iglesia, después de haber servido como obispo de Durham, Inglaterra, antes de su puesto de profesor actual en la Universidad de St. Andrews en Escocia.

Pero tal vez el elogio más importante de todos: Cuando Wright habla, predica, o escribe, la gente dice que ve a Jesús, y vidas son transformadas. Un pastor amigo mío describe a un miembro de la iglesia que entra a su oficina, con las manos temblando mientras sostenía una copia del libro de Wright Sorprendido por la esperanza: Repensando el cielo, la resurrección, y la misión de la iglesia. “Si este libro es verdad,” dijo, “entonces toda mi vida tiene que cambiar."

Los superlativos son sorprendentes, teniendo en cuenta que la meta de Wright en lo que enseña y escribe es revisar de forma masiva la manera en que el cristianismo ha sido articulado por generaciones. La fe cristiana, para Wright, no se trata de ir al cielo cuando uno muera. No se trata del triunfo de la gracia sobre la ley del Antiguo Testamento. Él dice que su doctrina fundamental no es la justificación solo por gracia—la piedra angular de los Reformadores Protestantes. La iglesia ha malinterpretado a Pablo tan severamente, al parecer, que nadie ha entendido plenamente el evangelio, desde el tiempo del apóstol hasta el tiempo cuando un cierto erudito británico comenzó a leer a Pablo en griego en la escuela de posgrado.

“Apologista” y “revisionista” no suelen caber en la misma tarjeta de presentación. Un erudito significativo del Nuevo Testamento me contó sobre la primera vez que escuchó a Wright dar un discurso. “Sonaba como la voz de Dios,” le dijo a un amigo al salir. Luego escuchó a alguien más que salía de la misma conferencia decir como en broma, “Ese amigo piensa que él es la voz de Dios.” ¿Quién es Wright: un emisario divino o un grandioso engañador?

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Para la iglesia y para la academia

Como con todo, la respuesta depende de su punto de vista. Wright habla con gente que viene con una amplia gama de agendas. Ha escrito libros de punto-contrapunto con liberales como John Dominic Crossan y Marcus Borg. Él y el pastor Reformado John Piper intercambiaron réplicas de libros enteros y han mantenido ocupados a bloggeros (algunos ofensivos) durante años. Bart Ehrman (de Barnes & Noble), favorito despreciador de la Biblia me dijo, "Él es un erudito muy brillante y muy docto—lee profundamente, está muy bien informado, y es riguroso. Y estoy en desacuerdo con casi todo lo que dice."

El último galardón de Wright es que ha escrito la obra más extensa sobre Pablo en la historia del cristianismo. El tomo de dos volúmenes Paul and the Faithfullness of God (PFG) [Pablo y la fidelidad de Dios] se extiende por 1,519 páginas. Se le unieron dos volúmenes complementarios, también de Fortress Press: Pauline Perspectives [Perspectivas Paulinas], una colección de ensayos que se remontan a finales de 1970, y Paul and His Recent Interpreters [Pablo y sus recientes intérpretes], donde trata con los principales estudiosos de Pablo de las últimas generaciones. Para la mayoría de los académicos, cada volumen serviría como un magnum opus. Para Wright, no eran más que su segunda y tercera publicación más importantes del año, culminando una carrera de 40 años de trabajo sobre Pablo desde su (no publicada) disertación sobre Romanos.

Escribir un perfil de Wright es difícil, en parte porque él es normal. Él viene de lo que él llama un “hogar promedio, promedio, promedio, de una iglesia promedio, del tipo de iglesia que probablemente ya no existe.” Él y sus hermanos fueron criados en la Iglesia de Inglaterra, donde aprendieron a participar en la vida parroquial y orar a diario, o al menos a menudo. Wright describe haber escuchado a un profesor al principio de su carrera apelando por más evangélicos en la academia. Así que Wright cambió los objetivos de su carrera de la iglesia a la academia. Más tarde, un tutor en Oxford le dijo que tenía que elegir entre las dos. En ese momento, Wright supo que nunca haría tal cosa. Y todavía no lo ha hecho. Él y su esposa, Maggie, tienen cuatro hijos adultos. En Sorprendido por la esperanza, así como otras obras, se describe a sí mismo como una de las personas menos afligidas que conoce.

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Wright tiene la calva, la barba envolvente, y la voz grave que los Estadounidenses
esperan de sus académicos Británicos favoritos. Se mueve con el caminar atlético del jugador de rugby que fue en un tiempo. Se involucra con gente nueva con una informalidad sorprendente. "Hola chicos," dice a extraños como si fueran amigos que han estado esperándolo. Él seguido cuenta una anécdota en la que se burla de sí mismo. Platica que unos de sus seguidores le dijeron a su esposa, “estar casado con él sería como estar en el cielo, ¿no es así?

“Maggie respondió, ‘es más bien como estar en el infierno.’”

La manera de Wright podría percibirse paterna como Gandalf, o como enojón y altanero, dependiendo de tu punto de vista. Para abrir una conferencia en Estados Unidos hace una década, habló de un colega en la Cámara de los Lores que, adornado con una peluca y túnica, entró en un pasillo del Parlamento lleno de turistas Estadounidenses. Vio a su amigo Neil por el pasillo, levantó la mano y gritó: "¡Neil!" Los Estadounidenses, al ver este espectáculo casi mítico, pensaron que había dicho "¡arrodíllense!" (fonéticamente las dos palabras suenan igual en Inglés). Ellos se arrodillaron inmediatamente. La implicación de Wright era clara: los Estadounidenses pueden dirigirse a él apropiadamente como "su gracia," pero cuando se encuentran en el salón de clase y en la iglesia, decirle "Tom" es más que suficiente.

Aunque algunos encuentran a Wright arrogante, él no tiene problema dando a otros el lugar que les corresponde. Cuando mencioné al ex arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, Wright se puso efusivamente positivo. “Hubo muchas veces cuando sólo la palabra correcta necesitaba decirse entre los obispos,” dijo, "y Rowan lo hizo. Y yo pensé, bueno, es por eso que es arzobispo." Arrogante o no, Wright no tiene problemas para deferir al intelecto y grandeza de otro.

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Él también tiene un lado pastoral. Los fans acuden a Wright para que les de palabras de bendición, como lo hicieron en una conferencia académica reciente en Baltimore. Grant LeMarquand, un obispo anglicano y antiguo alumno de Wright, habla de entrar en la oficina de Wright una tarde, angustiado por su fe. Después de una o dos preguntas, Wright dijo, "Vamos a dar un paseo." Pasaron la tarde juntos, resolviendo la crisis. "Él podría haber escrito un libro esa tarde," bromea LeMarquand. En cambio, le ayudó a un estudiante a pensar, y arrodillarse.

Aun así, Wright es una celebridad en el círculo de conferencias de EE.UU. Cuando lo vi hace poco, de inmediato señaló que había estado en gira 14 días seguidos (haciendo que uno se pregunte con qué frecuencia se encuentra en St. Andrews). Un estudioso de la Biblia explica la dificultad de leer a Wright: "Wright es un espectáculo. Hay tantas cosas que pasan al mismo tiempo." Así es en su hablar. Él es un obispo, él tiene ese acento, él escribe mucho. Los Cristianos estadounidenses han importado por mucho tiempo peso intelectual de Gran Bretaña. Eso también crea algunos malentendidos. Cuando Wright da su opinión sobre las cuestiones sociales, por ejemplo, está actuando como un obispo de la Iglesia de Inglaterra. La división estadounidense entre la religión y la política nunca ha prevalecido en el Reino Unido, y la teología de Wright ignora dicha división de forma explícita.

¿Cómo se pesa la contribución de Wright a los estudios bíblicos, a la iglesia, y para el resto del mundo? En cuanto a su contribución al estudio de la Biblia, dé un paso una generación atrás en el tiempo conmigo.

Más grande que Bultmann

Mis padres y sus hermanos son aproximadamente de la misma edad que Wright. Ellos asistieron a las universidades fundadas por cristianos confesionales. A finales del siglo 19 y 20; sin embargo, estas escuelas cambiaron en forma ufana, de tal manera que sus clases de religión requerían enseñar a los estudiantes a burlarse de las Sagradas Escrituras. Y mi familia aprendió bien. Una tía me habló de la oración de apertura de su primer día de clase: "Oh Dios, si hay un Dios." Mi tía todavía encuentra ese acto como algo atrevido e interesante.

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Ahora imagínese a Wright como un estudiante que asiste a conferencias similares. ¿Cómo se podría revertir esta situación actual? ¿Qué erudito podría destronar, digamos, al teólogo Rudolf Bultmann? No tanto en las maleza del pensamiento
de Bultmann—que apenas se lee cuidadosamente en estos días, y a quien dos generaciones de teólogos y eruditos bíblicos han criticado y le han dado la espalda. Pero más por la postura de Bultmann de eminencia, y por la manera en que transformó a los estudiosos que vinieron después en interrogadores modernistas. Wright habla de Bultmann como habla un boxeador profesional que va en ascenso del campeón reinante—como si estuviera diciendo: "Déjame entrar en el ring con el campeón." Para Bultmann, las Sagradas Escrituras son verdad sólo en nuestras almas, y la Biblia siempre se equivoca en sus afirmaciones acerca de la historia, los milagros, y la política. ¿Quién podría contrarrestar esas enseñanzas?

El erudito tendría que ser prolífico; para volver a la configuración tradicional bíblica requeriría más que un escrito o dos. Ser profesor de planta en una universidad o institución de clase mundial no sería suficiente. El erudito tendría que ser ameno, urgente e intenso. Él o ella tendría que ser convincente para estudiantes de segundo año de la universidad y también para lectores de Ehrman. Tendría que pasar a través del reto de la crítica histórica (que descarta los pasajes de las Sagradas Escrituras que no encajan con creencias modernas acerca de la fiabilidad histórica) y salir por el otro lado siendo más crítico que incluso los críticos mismos. Y él o ella tendría que exaltar a Jesús como Señor. Enhebrar una aguja tal parecería imposible.

Excepto que ahora se ha hecho.

Le pregunté a Richard Hays, el erudito del Nuevo Testamento (a quien está dedicado PFG) y decano de Duke Divinity School, si Wright es el heredero de Bultmann como el académico por excelencia para los cursos de introducción a la Biblia. Hays cree que su amigo ha superado a Bultmann. Wright ha publicado más, en más áreas, con más influencia, que aquel (Bultmann) que tanto había impresionado a los profesores que enseñaban a los miembros de mi familia. Pronto los estudiantes en los cursos de Biblia pueden burlarse menos y adorar más.

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Hays y yo intercambiamos historias de la prolífica producción de Wright. Vi a Wright en una sesión de la Society of Biblica Literature [Sociedad de Literatura Bíblica], donde fue uno de los oradores principales sobre el legado de CS Lewis. Él entró con un cuaderno en blanco. Mientras que los dos primeros presentadores leían sus ponencias, Wright tomaba notas. Luego tomó el micrófono y habló—sin decir un solo "um"—durante 25 minutos sobre todo lo que había aprendido de Lewis. Hays compartió una historia de cuando Wright se quedó en su casa antes de predicar en la capilla de Duke. Wright se despertó a las 5 de la mañana del domingo y, café en mano, procedió a escribir un sermón que predicaría seis horas más tarde a un millar de personas, de nuevo con elegancia. ¿Cómo lo hace?

"La respuesta simple es que el hombre es un genio." Me eché a reír. Pero Hays no se rió. "Estoy hablando en serio."

Por supuesto, ser un genio no te hace fiel, como lo han demostrado Bultmann, Borg, y otros grandes estudiosos de la Biblia. Entonces, ¿Qué es lo que Wright realmente enseña acerca de Pablo?

PFG, con toda su complejidad expansiva, es elegante en su estructura simple. Los primeros y últimos capítulos exploran la filosofía griega, la religión romana, y la fe judía en un movimiento hacia—y desde—el lugar y la cultura en la que Pablo escribió. Estas secciones se leen como libros de texto en el mejor sentido. Son expansivas y enciclopédicas, parten de fuentes primarias e interactúan con los escritos de otros eruditos en las notas del pie de la página (Wright estudió a los clásicos). La parte media examina la cosmovisión de Pablo, no tanto las cosas que Pablo miró, sino las gafas que usó para mirar.

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A continuación, la joya de la corona: tres capítulos sobre el corazón de la teología de Pablo. Aquí el total es mayor que la suma de las partes más impresionantes. La teología, sostiene Wright, es algo en lo que Pablo fue pionero. Los judíos y los romanos podían hablar de asuntos espirituales—como la fortuna, o los poderes invisibles que requieren nuestro aplacar. Pero la teología hace su obra entre los primeros cristianos (y entre nosotros) en una manera en que nunca lo tuvo que hacer para los que vinieron antes que Pablo. La teología hace la obra en el nuevo Pablo que la circuncisión, las leyes alimentarias, y el guardar el día de reposo hacía en el viejo Pablo—el celoso Judío Saulo de Tarso. Dicha teología marcó una comunidad muy distinta del mundo. Todavía hace el mismo tipo de demarcación, aunque no tan bíblicamente, en la mayoría de los casos, como Wright piensa que debería hacerlo. Esencialmente Pablo puso una perfecta fundación. Pero al pasar del tiempo, dice Wright, la iglesia construyó una casa sobre la arena.

Lo que N. T. Wright verdaderamente enseña

Si esta descripción de la obra de Wright suena extraña, usted no está solo. Pertenece a algo que se llama la "Nueva perspectiva de Pablo" (NPP), una relativamente reciente discusión teológica sobre lo que Pablo realmente enseñó acerca de la salvación. Eruditos de la NPP—como EP Sanders, James Dunn, y Ben F. Meyer—creen que, en lugar de introducir algo "nuevo" a la doctrina de la iglesia, ellos van a volver a las Sagradas Escrituras sin la ayuda de los Padres de la iglesia o de los propios Reformadores, y todas las enseñanzas no bíblicas que ellos añadieron. La nueva perspectiva, dice la NPP, es bastante antigua.

De acuerdo con eruditos de la NPP (una frase acuñada por Wright), Pablo no estaba preocupado para dónde las almas de los creyentes irían después de la muerte. Los Cristianos de la época medieval estaban preocupados por el infierno y sintieron que tenían que ganarse la entrada al cielo con las obras. Esta es la teología a la que Martín Lutero se opuso con sus enseñanzas y escritos, lo que ayudó a encender la Reforma Protestante.

Pero los judíos de la época de Pablo no eran ni tan individualistas, ni tan obsesionados con la otra vida, ni tan poco familiarizados con la gracia como lo eran los cristianos al final de la época medieval. En lugar de enseñar acerca de salvar a las almas del infierno, dicen los eruditos de la NPP, Pablo está principalmente enseñando sobre la fidelidad de Dios a Israel. Está demostrando que Yahvé es un Dios que cumple sus promesas, y se puede confiar en que va a cumplir sus promesas en la historia. Eruditos de la NPP en realidad piensan que las obras que la ley pide que se hagan, son buenos regalos de Dios. Pablo no dice que no las hagas porque te vas a ir por un mal camino y pensar que te estás ganando la salvación. Él dice que no debes hacerlas porque el Mesías ha llegado y el mundo es diferente ahora. Todas las personas pueden adorar al Dios de Israel, y deben hacerlo juntos sin división étnica.

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En defensa de la NPP, no puedo recordar la última vez que escuché a Israel incluido en una presentación del evangelio, incluso una larga. Esto lleva a uno a preguntarse: ¿Qué estaba haciendo Dios todo el tiempo con su pueblo escogido? ¿Perder el tiempo?

Desde el llamamiento de Abraham, los judíos habían sido únicos en tres maneras: por su monoteísmo (establecido en el Shema—"Escucha, Israel, el Señor nuestro Dios, el Señor uno es"—la oración fundamental que los Judíos fieles dicen hasta hoy ), la elección (Dios llama a un pueblo específico), y la escatología (Dios salvará a su pueblo en el último día). Wright muestra cómo la resurrección de Jesús reinterpreta cada una de estas creencias Judías centrales.

Wright sostiene que los cristianos creían que Jesús era el Señor muy temprano en la historia de la iglesia—no siglos más tarde, después que los concilios habían "decidido" que lo era. Así que cuando Pablo invoca a Cristo en 1 Corintios 8-—"un solo Señor, Jesucristo, por quien son todas las cosas, y por quien vivimos"—se está refiriendo al Shema, reinterpretado a la luz de Cristo. Pablo está alterando la oración fundamental de la Biblia para incluir a Jesús de Nazaret.

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Y Pablo no tiene ni siquiera que discutir el caso. Dentro de una generación de la Resurrección, una Cristología que clasifica a Jesús junto al Dios celoso de Israel no es objeto de controversia. Simplemente es "moneda común," para usar una frase de Wright . Lo mismo sucede, también, con el Espíritu Santo. El Shejiná que es la presencia de Dios en las Sagradas Escrituras de Israel es el "espíritu" (la minúscula refleja el uso de Wright a través de todo PFG).

La elección se vuelve a reinterpretar de manera similar a la luz de la Resurrección y el espíritu. El ritmo implacable que conduce este volumen es que las enseñanzas de Pablo son profundamente judías. De acuerdo con los eruditos de la NPP Pablo se aferra a su Judaísmo. Él no ha rechazado una religión por una nueva. De hecho, él cree que la ley es un buen don de la gracia de Dios.

Pero aquí es donde las cosas se ponen interesantes. Wright hace tanto hincapié en las buenas nuevas de la gracia electiva de Dios que lo expresó en una parodia amable que me pasó a mí en la entrevista: "Porque tanto amó Dios al mundo, que le mandó a Abraham." La frase Paulina amada por los reformadores—"la justicia de Dios"—es en realidad la manera que Pablo usa al referirse al pueblo del pacto ampliado para incluir a los Gentiles como se había prometido en Génesis 12:1-3, "la única familia de Abraham," dice Wright. Para pertenecer a la familia de Abraham uno ha de ser marcado como uno de aquellos que serán justificados en el último día. Esto es lo que significa ser salvo.

Es importante detenerse y observar la manera tan drástica en que Wright ha vuelto a reelaborar las cosas aquí. Esto significa, en parte, que el evangelista en el campamento de verano que me preguntó: "Si murieras esta noche, ¿por qué Dios te dejará entrar al cielo?" se equivocó cuando dio la respuesta: "Porque la única razón de que Jesús murió en mi lugar."

La justicia en la Biblia no se refiere al Juez justo que pasa su justicia al acusado. Según Wright, pasajes como Romanos 4 (Dios "justifica al impío"); Gálatas 2 ("el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe en Jesucristo," aunque Wright y otros investigadores dicen ahora que esto se traduce mejor "por la fidelidad de Jesucristo"); y 2 Corintios 5:21 ("Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador, para que en él recibiéramos la justicia de Dios," (NVI) no son sobre justicia imputada. En cambio, son acerca de Dios cumpliendo sus promesas a Israel en Cristo para rehacer el mundo a través de una familia judía-más-gentil.

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Wright insiste a menudo en lo que él dijo a una gran audiencia en el Wheaton College en 2012: "Me encanta la doctrina de la justificación." Pero no lo es todo en Pablo. Aparece sólo en unos pocos lugares en sus cartas. Es el volante del coche, Wright dice—no todo el vehículo.

‘Astuto en el sentido inglés’

Así que, si las metáforas sobre la corte de justicia de Pablo no son acerca de la justicia imputada, ¿Sobre qué son?

Dichas metáforas tienen un marco mucho más estrecho de referencia, dice Wright. En la tradición judía, toda la gente comparece ante el juez en el último día, después de que sus cuerpos han sido resucitados. Para los judíos que vinieron antes de Jesús, los que guardaban el Torá serían juzgados fieles en ese día—salvos, en el sentido más verdadero. La insignia de su fidelidad está en observar el Torá. En este sentido, el estudio de las fuentes judías como los Rollos del Mar Muerto ayudan a aclarar las referencias de la Biblia. Para aquellos "en el Mesías," la fe, ratificada en el bautismo, es la única insignia que marca de antemano nuestro juicio en el último día. Así que las referencias judiciales en Pablo significan solamente que el juez dictamina que el acusado “está en lo correcto,” ha sido justificado contra cualquier acusación, y tiene segura la resurrección en el último día.

Aquí es donde los hermanos cristianos se han opuesto más vigorosamente. El presidente del Seminario Bautista del Sur Albert Mohler ha llamado a Wright "astuto en el sentido británico," es decir, más astuto de lo que debe. El teólogo D.A. Carson y sus colegas y estudiantes de Trinity Evangelical Divinity School, han generado una especie de casa publicadora anti-NPP, a menudo señalando que Pablo puede estar en desacuerdo estridentemente con sus compañeros judíos, especialmente en relación con su legalismo. Ser parte del pueblo histórico del pacto no es la salvación. El libro de John Piper respondiendo a Wright (The Future of Justification) cita un sin fin de citas de Pablo y los Reformadores que sugieren que, efectivamente, hemos sido "salvados." Wright rechazó rigurosamente estas réplicas en su libro del 2010 Justification: "No estamos en diálogo."

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En The Future of Justification, Piper acusa a Wright de amar lo nuevo por el simple hecho de ser nuevo. Los académicos se inclinan por este tipo de entusiasmo, mientras que la iglesia está ligada a la tradición de una manera que la academia desprecia. Sin embargo, Wright no está tomando solamente textos oscuros y recientemente desenterrados. Él está elaborando desde la Biblia. Salmo 106 menciona a Finees, sumo sacerdote de Israel que está dispuesto a hacer violencia para “ser considerado justo” delante de la ley. En Números 25, Finees traspazó una jabalina a través de un israelita sorprendido en el acto con una amante Medianita. Pablo es el heredero de esta tradición, un fanático dispuesto a hacer violencia con el fin de ser "reconocido como justo" en el día del Señor (Salmo 106:31). Pero un Judío ya se ha levantado, vindicado, demostrado estar en lo correcto: Jesús. Ahora Dios está atrayendo a todos hacia sí. "Dios está actuando en una forma sorprendente nueva—como él siempre dijo que iba a hacer," dice Wright, parafraseando a un estudiante de posgrado.

Sin embargo, Carson y otros críticos de la NPP están en lo cierto de una manera: Muchas porciones de las Sagradas Escrituras suenan mucho más cerca de la manera tradicional de entender a Pablo que lo que Wright alguna vez deja ver. Por ejemplo, Lucas 18 contrasta un pecador penitente con un orgulloso fariseo. En Romanos 4:5 de veras que parece que Dios justifica al impío, y 2 Corintios 5:21 suena como un maravilloso intercambio de la justicia de Dios por nuestros pecados. Si consideramos a Wright correcto, nosotros como cristianos occidentales tendríamos que rehacer gran parte de nuestro pensamiento sobre lo aceptado sobre la expiación, la justificación, la salvación, y la iglesia. Los opositores de Wright preguntan, sabiamente: ¿Dejó el Espíritu Santo realmente que la iglesia occidental actuara totalmente fuera de control desde el día que Pablo murió hasta el día en que Wright tomó su pluma?

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¿A fin de cuentas, por qué razón se molestan en leer los cristianos Protestantes conservadores a Wright? Si él está dejando de lado la sala del tribunal—una de las metáforas clave que usan ellos para explicar la salvación y justificación—¿por qué coquetear con la herejía?

"Siempre he tenido un alto concepto de las Sagradas Escrituras y una visión central de la Cruz," dice Wright. Él insiste reiteradamente que cualquier teoría avanzada sobre Pablo debe ser probado con la buena exégesis, y Wright lee las Escrituras como alguien feliz de estar haciéndolo. La mayoría de los estudiosos hablan de otros estudiosos. Sólo unos pocos bienaventurados hablan sobre la Biblia. Menos aún hablan de Dios.

Wright, aunque se encuentra de pie sobre los hombros de muchos grandes eruditos, trata de hablar de Dios. Y él habla y escribe con una urgencia que sugiere que cada frase es aún más esencial que la anterior. Si tuviera que hacer un llamado al altar, la gente vendría.

Para lo que somos Salvos

¿Qué diría él? "El mensaje de Pablo es tan extraordinario," Wright dijo entusiasmado en el Wheaton College, "por lo iconoclasta, por lo que exalta a Dios" debiera atraer a todos a ponerse de rodillas, y un día lo hará.

¿Qué es? Que Jesucristo es el Señor. Su resurrección demostró que sus pretensiones de ser el Mesías son verdaderas. El Evangelio de Pablo es un evangelio judío a un mundo gentil, anunciando un rey que reina no sólo dentro de una franja de tierra en Palestina, sino sobre toda la creación . Heraldos ahora salen a anunciar su reinado. Todos los otros señores, entre ellos César, son falsos pretendientes. Y a medida que las personas se sometan a su señoría, incluso el orden de la creación, gimiendo ahora porque anhela la redención, respirará un suspiro de alivio (Romanos 8 aparece tanto como cualquier otro pasaje en la obra de Wright). La creación anhela ser ordenada por medio de la mayordomía de los seres humanos. "que si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo" Romanos 10:9 (NVI). Eso es fundamental a la manera en que Wright entiende a Pablo y su evangelio. Corte de justicia y substitución, sí. Y muy en especial señorío y obediencia, con la resurrección que muestra que Dios es fiel a sus promesas a Israel, y por consiguiente a todo el mundo.

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"Siempre me he sentido en metodología más parecido a los Reformadores," Wright dice cuando le pedí que se compara a Lewis, a Barclay, y a su predecesor, el obispo de Durham, JB Lightfoot. Él quiere leer el texto en el idioma original por encima de cualquier tradición recibida, no importando lo venerable que sea. Le resulta irónico que los hijos de la Reforma citen la tradición en su contra, refiriéndose a sus oponentes con regularidad como "neo-católicos." Este no es el héroe solitario de pie contra una tradición corrupta, enfrentándose a algún tipo de (falsa) representación de Lutero. Wright es una tradición más reciente, la NPP ofrece un correctivo a la tradición Protestante que reina.

Sin embargo, Wright devuelve con su mano izquierda lo que tomó con la derecha, sólo que mejor. "Es muy Anglicana," dice de su esperanza para que la justificación, el cielo, y el regreso de Cristo sean más bíblicos. Está tratando críticamente con una doctrina, diciendo que ha sido erróneamente entendida, luego va a las fuentes bíblicas y vuelve a esa doctrina con mayor convicción.

En el último capítulo del PFG, sobre la escatología, Wright argumenta que Dios ha actuado en Jesucristo para cumplir su pacto. Dios nunca iría en contra de su palabra y abandonaría a Adán y Eva. Nunca iría en contra de sus promesas a Israel. El problema es que el propio Israel es "en Adán." Israel está tan caído como el mundo que fue llamado a salvar. Él compara a Israel a un camión de bomberos enviado a luchar contra un incendio, sólo para caer en una zanja. Tiene que ser rescatado con el fin de rescatar a otros. Jesús, como el fiel Israelita, hace lo que Israel según la carne no haría—de hecho, en la oscura sabiduría de Dios, no podría hacer. Y ahora, al haberse cumplido sus promesas, Dios está abriendo su pacto a nosotros los gentiles. Dios "pone a las personas en lo correcto" (otra frase favorita de Wright) con el fin de que nosotros lleguemos a ser el tipo de pueblo de Dios “que pone en lo correcto” en la tierra.

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"Nunca te involucres tanto en tu salvación que se te olvida para que eres salvo" Wright entonó en Wheaton, de nuevo sonando como evangelista. Dios está salvando el mundo a través de nosotros, la santa iglesia unida.

Nuestro ser salvos está ligado a nuestro apuntar al reino venidero, y a encarnar dicho reino por adelantado.

El reino es claramente lo que motiva a Wright en todo lo que hace. Y debido a la propia fidelidad de Wright—al Dios del universo, y a su amada iglesia en la tierra—está ahora motivando a muchas más personas.

Jason Byassee es pastor principal de Boone United Methodist Church en Carolina del Norte y autor recientemente de Discerning the Body: Searching for Jesus in the World (Cascade Books).

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