Nota de la redacción: Christian. Muslim. Friend. Recibió el Christianity Book Award 2016 en la categoría de Misiones/The Global Church.

Mi esposa, Grace, y yo estábamos en un restaurante en un país asiático cuando unos amigos llevaron a nuestra mesa otra pareja norteamericana. Nuestros amigos me presentaron como experto en islam. “¡Oh, encantado de conocerle!” dijo la pareja norteamericana. “Queremos aprender de usted todo lo que se pueda sobre los musulmanes. Por supuesto, ambos sabemos que es difícil describir a los musulmanes, porque el libro santo musulmán les enseña a los musulmanes a ser mentirosos. Por lo tanto cuando un musulmán dice que se ha convertido al cristianismo, todos podemos saber que todavía es musulmán porque sus mentiras en realidad comunican lo opuesto de lo que la verdad es.”

En otra ocasión, estaba yo en una mezquita un viernes justo en las vísperas de las fiestas navideñas. En el sermón el imán con seguridad explicó a la congregación que los cristianos se embriagan durante la navidad. Por lo tanto una prueba de la verdad de islam es que los musulmanes no se embriagan, dijo él; ellos (los musulmanes) nunca pensarían en profanar un festival musulmán al beber.

Ninguna declaración es verdad. Algunos musulmanes sí dicen mentiras; algunos cristianos sí se embriagan durante la navidad. Sin embargo esto no es normal. La mayoría de los cristianos no se embriagan durante la navidad, y la mayoría de los musulmanes no son mentirosos.

Los musulmanes y los cristianos a menudo participan en distorsionarse el uno al otro. Ambos harían bien si son gente de verdad y evitan las distorsiones o exageraciones. Mi objetivo es comunicar la esencia del islam en manera que, si los musulmanes estuvieran escuchando, ellos estarían de acuerdo. Estoy dedicado a describir con precisión su fe y verdaderamente representar los desacuerdos. También les suplico a los musulmanes a ejercitar el mismo compromiso. Los musulmanes y los cristianos deberían tener cuidado en describirse el uno al otro en maneras que son verdaderas, amables, y forjen confianza.

En el espíritu de fomentar relaciones dedicadas a la verdad, comentaré en cuatro distorsiones que se necesitan tratar: dos distorsiones musulmanes y dos distorsiones cristianas.

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El Consolador

Los musulmanes a menudo comentan que Jesús profetizó la venida de Mahoma. Esta convicción surge de que el Corán dice que Jesús esperaba a un último profeta. Los musulmanes creen que Mahoma es ese profeta. Así que los musulmanes buscan en el Nuevo Testamento para encontrar dónde Jesús proclamó que un profeta habría de venir. Los eruditos musulmanes dicen que ellos han encontrado la profecía en Juan 14 y 16 donde Jesús profetizó la venida del Consolador. La palabra original griega es paracleitos, que significa “consolador.” Los eruditos musulmanes a veces declaran que ellos han descubierto que la palabra original es periplutos, que significa “el digno de alabanza.” Ahmed, o Mahoma también significa “el digno de alabanza.” Estos eruditos explican que aunque la palabra original era periplutos, los cristianos eliminaron periplutos e insertaron una corrupción del texto—específicamente, paracleitos, “el consolador.”

Los cristianos a menudo experimentan esta negación “erudita” de la promesa de Jesús de la venida del Espíritu Santo. Estaba yo en una mezquita cuando el imán comenzó a llorar al explicarnos que los cristianos habían cambiado el texto e insertado “el Espíritu Santo” en lugar del original “Mahoma.” ¡El imán demostró dolor angustiado que los cristianos hicieran tal cosa! ¿Cómo contestarían los cristianos? Esto es como nosotros contestamos en la mezquita esa tarde:

Existen por lo menos 5,000 manuscritos antiguos del Nuevo Testamento. Todos esos manuscritos sin excepción alguna, afirman que Jesús prometió que el Consolador vendría y que el Consolador es el Espíritu Santo. Por lo tanto, nosotros elegimos apoyarnos sobre el testimonio de las Escrituras que Dios nos confió. Y animamos a nuestros amigos musulmanes asimismo a respetar la fiabilidad del relato bíblico sobre el Espíritu Santo.

Continuamos explicando que es a través del Espíritu Santo que podemos conocer la verdad. ¡El Espíritu Santo es uno con Dios. Por lo tanto no es sabio decir que el Espíritu Santo es hombre! El Espíritu Santo no es una persona humana. Él es la presencia de Dios con nosotros, a través de quien podemos conocer la verdad y ser empoderados para vivir la verdad. Así que le imploramos a esta congregación de musulmanes desistir de decir que la profecía de la venida del Espíritu Santo es de verdad una profecía sobre un hombre, específicamente Mahoma. De hecho, leemos en uno de los pasajes de Juan 14, “Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les hará recordar todo lo que les he dicho.” Explicamos que es a través del Espíritu Santo que Dios nos convencerá de la verdad. Necesitamos evitar ofender o ignorar al Espíritu Santo.

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Un Dios Todopoderoso

Otra distorsión que prevalece proviene de nosotros los cristianos. Esta distorsión es la idea de que Alá no es el Dios al cual los cristianos adoran. Es instructivo saber que a lo largo del Medio Oriente, todos los cristianos árabes se refieren a Dios como Alá. De hecho, puede ser que Mahoma obtuvo el nombre Alá de los cristianos. Algunas inscripciones de la Arabia pre-islámica utilizan el nombre Alá como el nombre de Dios.

¿De dónde obtuvieron estos cristianos y los musulmanes el nombre Alá? Lo más probables esto es un legado de Abraham, quien se refiere a Dios Todopoderoso como Eloah. Alá es la forma árabe de decir Eloah. Mahoma enseñó que él tenía la misión de establecer la adoración al verdadero Dios, el Dios de Abraham, a lo largo de Arabia y en regiones más allá de Arabia. Su mensaje era que sólo hay un Dios todopoderoso, creador de los cielos y la tierra. Su nombre es Eloah (Alá).

Sin embargo, necesitamos reconocer que en el movimiento misionero cristiano alrededor del mundo, la iglesia ha utilizado muchos nombres para Dios, no tan sólo el árabe Alá. Cuando los misioneros cristianos van alrededor del mundo testificando sobre Dios, con rara excepción, buscan un nombre local para Dios. Se resisten a traer un nuevo nombre. De ser posible, los traductores de la Biblia utilizan el nombre local para el Creador. El islam es distinto.

Los musulmanes siempre traen el nombre árabe de Dios, Alá. Pero con rara excepción, la iglesia utiliza el nombre local para Dios. La razón por lo que la iglesia busca un nombre local para Dios es la convicción que Dios tiene un testigo dentro de toda cultura y religión.

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Por ejemplo, cuando mis padres fueron al pueblo Zanaki de Tanzania como misioneros cristianos, le preguntaron al pueblo Zanaki si conocían de Dios. Les aseguraron a mis padres que ellos estaban conscientes de Dios. Al Creador le llamaban Murungu. Creían que Murungu había desaparecido y que nunca regresaría. Mis padres, por lo tanto, usaron Murungu cuando tradujeron el Evangelio de Mateo al idioma Zanaki. Predicaron que en Jesús, está la completa revelación de Murungu. Nunca dijeron que el Dios de la Biblia era un Dios distinto a Murungu. Más bien, predicaron que en Jesús el Mesías, Murungu se ha acercado y vive entre nosotros.

Una útil explicación bíblica de lo que estoy diciendo es el relato de Dios en el encuentro con Moisés en la zarza ardiendo. Y después leemos, “Dios dijo a Moisés, ‘Yo soy el Señor. Me aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob bajo el nombre de Dios Todopoderoso, pero no les revelé mi verdadero nombre, que es el Señor.’” Todos los judíos fieles, los cristianos y los musulmanes creen en Dios Todopoderoso creador del cielo y de la tierra. Pero con Moisés, Dios se reveló a sí mismo no tan sólo como Dios nuestro Creador Todopoderoso (Alá) sino como el Dios que desciende para salvarnos. Él desciende para encontrarnos y revelarse a sí mismo. Este es Dios como el Buen Pastor, que baja a buscar a su oveja perdida. Este es Dios como Yahweh (el Señor), que revela que su esencia es amor.

Es difícil para los musulmanes comprender al Dios que revela su esencia y que desciende para salvarnos. Recientemente estaba yo en diálogo grande con estudiantes de la universidad en Bandung, Indonesia. Mis acompañantes musulmanes en el diálogo afirmaron que en el islam, Dios envía a su perfecta voluntad pero nunca desciende para salvarnos. No había lugar en su manera de pensar para el sufriente amor de Dios. Por esa razón, mis acompañantes en el diálogo negaron la crucifixión de Jesús. En las Escrituras bíblicas encontramos a Dios en el Mesías, descendiendo a sufrir con nosotros y por nuestra causa. A mis acompañantes en el diálogo eso se les hizo difícil de comprender. Los estudiantes de la universidad en su mayoría musulmanes estaban maravillados de la revelación del evangelio que Dios ama en tan gran manera que ofrece el perdón y la reconciliación para los que pusieron a Jesús en la cruz.

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Los cristianos creemos que nuestro entendimiento sobre Dios nunca está tan completo como cuando encontramos al Dios revelado en la Biblia y especialmente revelado en el Mesías. Por ejemplo, Jesús el Mesías revela que somos invitados a conocer y dirigirnos a Dios como nuestro Padre celestial. Esa es una oración que los musulmanes no oran. Por lo tanto decir que los cristianos y los musulmanes adoran al mismo Dios es verdad. Sin embargo, no podemos decir que las percepciones o experiencia con Dios son las mismas como Dios revelado en Jesús el Mesías. La gran sorpresa del evangelio es que en Jesús, Dios, nuestro Padre celestial, ha descendido para salvarnos y encontrarnos y revelarse a sí mismo.

En el evangelio aprendemos que Jesús es el Salvador del pecado. También se le llama Emanuel, que significa “Dios con nosotros.” Se le llama Mesías, que significa que Él es el ungido de Dios enviado para salvar a la humanidad restaurando el Reino de Dios. Él es Eloah o Alá, el Dios Creador Todopoderoso. Todos estos nombres son un destello de la persona y misión de Jesús.

Por supuesto, reconocemos que Dios no puede ser captado en un nombre. Ni Alá ni Eloah ni Yahweh ni Murungu pueden comunicar la esencia de lo que Dios es. Dios es más allá que un nombre. Es por es que Dios anunció a Moisés que su nombre es “¡YO SOY!” Si bien Dios va más allá que los nombres, no obstante Dios se revela a sí mismo en la Biblia. Esto es por lo cual los cristianos confesamos a Dios como nuestro Padre celestial amoroso. Esta realidad va más allá que ningún nombre. Es en la revelación de Dios en Jesús que conocemos a Dios como nuestro Padre.

Escritura falsa

Otras dos distorsiones demandan de un comentario. Estas distorsiones vienen en la forma que los musulmanes y los cristianos abordan las escrituras.

Los musulmanes tienen muy alto concepto de la escritura, y algunos están preocupados por las diferencias entre la Biblia y el Corán. Esa fue la razón por la que un querido amigo musulmán me regaló un libro cuidadosamente envuelto. Estábamos comiendo juntos cuando él me presentó este regalo especial. Me inquietó cuando al desenvolverlo encuentro el Evangelio de Barnabé. Este libro es como del tamaño del Nuevo Testamento. Es una descripción de la vida y enseñanzas de Jesús, la mayoría siguiendo el texto musulmán como se presenta en el Corán. Por ejemplo, en este evangelio Jesús no es crucificado. Incluye algún material apócrifo, como Jesús haciendo pájaros de barro y luego dándoles vida.

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El libro parece que apareció en el siglo 14. No existe absolutamente ningún texto antiguo de este “evangelio.” Una teoría de eruditos cristianos creíbles conjetura que el autor era un desilusionado sacerdote católico que escribió el documento con la esperanza de apartar a los cristianos del Nuevo Testamento y conducirlos al islam. Concluyo que este evangelio es lo que el Corán describe como escritura falsa.

Al regalarme el libro, mi amigo dijo, “Este libro te revelará el verdadero evangelio de Jesús.”

Le di las gracias por el regalo, porque yo sabía que me daba el libro debido a que le preocupaba que yo supiera la verdad completa de Dios. Con el libro en la mano, le pregunté, “¿Qué dice el Corán sobre escribir y circular escritura falsa?”

Mi amigo de manera convincente exclamó, “¡Dios condenará a esa gente!”

Pregunté, “¿Luego por qué me has regalado este libro? Si investigas, creo que descubrirás que esta es escritura falsa, posiblemente escrita como hace setecientos años. No existen manuscritos antiguos de este libro. Es una distorsión del evangelio tal como está escrito en las Escrituras del Nuevo Testamento.”

Él exclamó, “Perdóname; no sabía.”

Esta distorsión es seria. Este libro se distribuye alrededor del mundo. Se necesita tratar dondequiera que se circule este “evangelio.” Le suplicamos a la gente que no circule escrituras falsas como el Evangelio de Barnabé.

Saber árabe

La otra distorsión seria viene de los cristianos que afirman que han entendido el mensaje y el significado del Corán aunque no sepan árabe. Necesitamos recordar que el Corán es revelado en árabe. Para entender el verdadero significado del Corán, ¡uno necesita saber árabe! Las comunidades musulmanes tienen ulama (teólogos), que son reconocidos como hombres sabios con conocimiento completo del Corán. Estos hombres sabios también estudian el hadiz (“las Tradiciones”) que describen la manera en que Mahoma aplicó principios coránicos en su conducta personal. Sin embargo, aun los ulama no hacen conclusiones sobre el significado del Corán basándose en percepción individual. Por esta razón, yo me apoyo en los escritores musulmanes y en los imanes para mi entendimiento del islam y la interpretación del Corán.

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Sufro, como los musulmanes, cuando los cristianos toman una interpretación en inglés del Corán y determinan que han entendido el significado de esta escritura. Para entender el significado, hay sólo una manera aceptable y sabia; que es pedirle al ulama musulmán que explique el Corán a los que no somos musulmanes. Esto es urgente. No es sabio o apropiado afirmar que hemos entendido el Corán a menos que nos hayamos sometido a las duras disciplinas de estudio y consenso que los musulmanes creen es necesario para entender el mensaje del Corán.

También necesitamos reconocer que hay mucha variación en el entendimiento y aplicación del Corán. Hay una inmensa diversidad dentro del movimiento global musulmán con respecto a la interpretación del Corán. Algunas feministas musulmanas abrazan un compromiso modernista secular y puede que cumplan con las oraciones requeridas una vez al año.

En contraste, existen wahhabistas árabes, que insisten que una interpretación veraz del Corán significa que una mujer no puede conducir un automóvil. Más de mil millones de musulmanes se encuentran dispersos alrededor del mundo; son un movimiento de increíble diversidad. Sin embargo supongo que los musulmanes estarían de acuerdo en que el Corán es la revelación final de Dios de su voluntad y que Mahoma es el ejemplo perfecto de lo que significa someterse a la voluntad de Dios.

Mi reserva es que no supongamos que una lectura del Corán significa que lo hemos entendido. No obstante, la reserva no significa que los que no saben árabe se deberían excluir de leer y estudiar las interpretaciones del Corán en sus propios idiomas. Mas cuando lo hagamos, necesitamos abordar el estudio con humildad y estar conscientes de nuestras limitaciones.

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Con bastante frecuencia en mis conversaciones con musulmanes, menciono una interpretación en inglés de un versículo o porción en el Corán y les pido que expliquen el significado de esa selección. Luego les pregunto si puedo compartir de las Escrituras usadas en la vida de la iglesia. Un ejemplo es el nacimiento virginal de Jesús el Mesías. Podemos pedir a nuestros amigos musulmanes que comenten sobre el significado del nacimiento virginal de Jesús. Luego podemos ofrecer como creyentes en Jesús lo que el Injil (evangelio) revela sobre el nacimiento virginal del Mesías.

Evitando las distorsiones

Las distorsiones pueden ser sumamente destructivas. Aprendamos el arte de escucharnos los unos a los otros en maneras que abran nuestros ojos a las distorsiones de las que es posible que hayamos sido parte. Necesitamos hablar la verdad y usar nuestras lenguas de tal modo que forjen confianza. Podemos usar nuestras lenguas para avivar las llamas de la discordia o para mejorar las buenas relaciones.

El apóstol Pedro aconseja, “El que quiera amar la vida y gozar de días felices, que refrene su lengua de hablar el mal y sus labios de proferir engaños.” ¡Necesitamos ser paradigmas de la verdad y evitar las distorsiones!

David W. Shenk es consultor mundial de Eastern Mennonite Missions. Es autor de muchos libros, y ha viajado extensamente por países de gran población musulmana.

Adaptado de Christian. Muslim. Friend. © 2014 Herald Press, Harrisonburg, VA. Todos los derechos reservados. Usado con permiso.

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