La semana pasada, Russell Moore entrevistó en su programa al recién retirado pastor Rick Warren, autor del libro de superventas Una vida con propósito.

Hablaron de su transición pastoral y de sus planes para el futuro, así como de la exclusión de la Iglesia Saddleback de la Convención Bautista del Sur (SBC, por sus siglas en inglés) tras haber contratado a una pastora de enseñanza. [Los enlaces de este artículo redirigen a contenidos en inglés].

Como fundador y expastor de la conocida congregación, Warren compartió cómo cambió su punto de vista sobre las mujeres en el liderazgo de la iglesia al reencontrarse con ciertas Escrituras que había pasado por alto, tales como la Gran Comisión.

El siguiente extracto es una adaptación y traducción del audio original, mismo que puede escuchar aquí.

Rick: Estoy listo para unirme al grupo de apoyo de los ex Bautistas del Sur con Beth Moore, Russell Moore, y algunos otros. Me echaron la semana pasada. No me toma por sorpresa, en realidad. Empecé la Iglesia Saddleback hace 43 años. Soy un bautista del sur de cuarta generación, y mi abuelo Chester Armstrong estaba relacionado con Annie Armstrong...

Mi tatarabuelo fue guiado a los pies de Cristo por Charles Spurgeon y fue enviado a Estados Unidos a plantar iglesias en la década de 1860. Así que tengo un largo trasfondo bautista. ¿Pero sabes qué? Hemos hecho muchas cosas fuera de las reglas. En 1980, cuando fundé la iglesia, no pusimos la palabra «bautista» en el nombre, algo inaudito hace 40 años... Es una Convención diferente de lo que era, ahora que nos faltan esos grandes estadistas que solían estar aquí...

Russell: Dijiste que no estabas sorprendido. Yo estaba atónito. Solo porque yo pensaría que con todas las crisis que han involucrado un trato inadecuado a las mujeres y el abuso sexual dentro de la SBC, decir que una iglesia está dando «demasiado» a las mujeres no es realmente el problema en la SBC. (Así lo veo yo. No podía creer que eso fuera lo que estaban retomando…).

Rick: Permíteme decir algo sobre eso. No es un accidente que las mismas voces que dijeron: «No podemos proteger a las mujeres del abuso debido a la autonomía de la iglesia local», son las mismas voces que están diciendo: «Pero podemos evitar que sean nombradas pastoras en la autonomía de la iglesia local». Es decir, la autonomía solo importa si les conviene.

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En otras palabras, claramente piensan: «Tenemos voz y voto en tu iglesia sobre los títulos del personal». Fue un error decir: «No podemos hacer nada; no somos responsables del abuso que está ocurriendo porque todas son iglesias autónomas e independientes». No tiene sentido.

Russell: Algunos de ellos probablemente dirían que la confesión de fe dice que el cargo de pastor solo puede ser ocupado por hombres [como] se califica en las Escrituras. Y Saddleback ahora tiene pastoras. ¿Cómo lo ves tú?

Rick: Bueno, en primer lugar, los bautistas del sur siempre se han resistido a los credos. Crecí con la frase: «No tenemos más credo que Cristo; no tenemos más libro que la Biblia». Esta no es una batalla entre liberales y conservadores [teológicos]. Los liberales se fueron hace mucho tiempo. Todos en la SBC creen en la inerrancia de las Escrituras. Ahora estamos hablando de diferencias de interpretación. Esos pasajes en particular en los libros de Tito, Timoteo y Corintios tienen cientos, literalmente cientos, de interpretaciones.

Deberíamos tener la capacidad de expulsar a la gente sobre el pecado, el racismo, el abuso sexual u otros pecados sexuales, cosas por el estilo. Pero esto es sobre... «Espera un minuto, ¿quieres decir que podemos estar en desacuerdo sobre la expiación, podemos estar en desacuerdo sobre la elección, podemos estar en desacuerdo sobre el dispensacionalismo, podemos estar en desacuerdo sobre [la] Segunda Venida, podemos estar en desacuerdo sobre la naturaleza del pecado, pero no podemos estar en desacuerdo sobre cómo llamas a tu personal?

Esta es la diferencia: Esta es la misma vieja batalla que ha tenido lugar durante cien años en la SBC... entre los bautistas conservadores y los bautistas fundamentalistas. Ahora, fundamentalismo es una palabra que ha cambiado de significado.

Hace cien años, yo me habría referido a mí mismo como un fundamentalista. Porque en la década de 1920, [ese término] significaba que uno sostenía las doctrinas históricas de la iglesia, la expiación de la sangre de Cristo, la autoridad de las Escrituras [y] todas las doctrinas cardinales básicas del protestantismo evangélico. Pero esa palabra ha cambiado, porque ahora tenemos musulmanes fundamentalistas, budistas fundamentalistas. Tenemos ateos fundamentalistas. Tenemos comunistas fundamentalistas. Tenemos fundamentalistas que son secularistas. Hoy, fundamentalista significa que has dejado de escuchar...

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Así que, número uno, creo en la inerrancia de las Escrituras. No creo en la inerrancia de tu interpretación —ni en la mía, vaya—. Por eso tengo que decir que puedo estar equivocado. Tenemos que acercarnos a la Escritura con humildad, diciendo: «Podría estar equivocado». Nunca escucharás a un fundamentalista decir: «Podría estar equivocado»... Un bautista conservador cree en la inerrancia de las Escrituras. Un bautista fundamentalista cree en la inerrancia de su interpretación. Esa es una gran diferencia.

Russell: Pero tú, por supuesto, estarías de acuerdo en que si Saddleback hubiera bautizado bebés, por ejemplo, que otras iglesias dirían: «De acuerdo, tenemos todo tipo de iglesias que hacen eso, pero Saddleback no es una iglesia bautista si hace eso».

Rick: Exactamente, sí. Esta es la cuestión: creo que la iglesia en su mejor momento fue la iglesia en su nacimiento. Y honestamente, tengo que decir esto —y no estaba planeando hablar de esto contigo, Russell—.

En primer lugar, entiendo por qué la gente se molesta por esto, porque yo creía lo mismo que ellos hasta hace tres años. Y en realidad tuve que cambiar debido a las Escrituras. La cultura no pudo cambiarme en este tema. Las anécdotas no me hicieron cambiar. La presión de otras personas no me hizo cambiar. Lo que me cambió fue cuando me enfrenté a cuatro pasajes de las Escrituras de los que nadie había hablado nunca y que yo sentí que tenían fuertes implicaciones sobre las mujeres en el ministerio, y nadie me lo había mostrado antes.

Conocía el pasaje de Tito. Conocía el pasaje de Timoteo. Conocía 1 Corintios, y cada vez que la gente me decía: «¿Por qué no hay mujeres pastoras?» Yo decía: «Muéstrame un versículo. Si me das un versículo, lo consideraré porque soy un hombre de la Biblia». No puedes decir simplemente: «Todo el mundo lo hace». O: «He estado en 165 países, y he visto iglesias de 30, 40, 50 000 personas que tienen como pastora principal a una mujer». Eso no es suficiente para mí. Tengo que tener una base bíblica.

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Hace tres años, justo después de haber asumido la dirección de Finishing the Task —y eso es algo más de lo que espero que podamos hablar más adelante—, cuando llegó [la pandemia de] COVID, empecé a leer todos los libros que pude encontrar sobre la Gran Comisión y sobre la historia de la iglesia. Leí más de 200 libros sobre la Gran Comisión y sobre la historia de las misiones, y me planteé dos preguntas.

Una, ¿por qué la iglesia creció más rápidamente en los primeros 300 años? Pasamos de 120 personas en el aposento alto a convertirnos en la religión oficial del Imperio romano en 300 años. En mi biblioteca, tengo un denario romano del [año] 87 con el [rostro de] César en la moneda, pero en el [año] 320, tengo una foto de un denario con una cruz en la moneda. Eso es un gran cambio cultural.

Y la iglesia creció alrededor del 50 por ciento por década durante los primeros 300 años. También hice una lista de 25 cosas que ellos hacían que nosotros no hacemos hoy como iglesia. También hice una lista de las cosas que tenemos y que creemos que tenemos que tener [pero] que ellos no tenían. No tenían aviones, ni trenes, ni automóviles; no tenían edificios para la iglesia».

En el periodo de mayor crecimiento de la Iglesia no había edificios eclesiásticos. Durante los primeros 300 años —he estado en la iglesia más antigua de Maaloula, Siria, en una pequeña iglesia con capacidad para unas 50 personas— no tenían púlpitos. La idea de que un hombre se pusiera detrás de un púlpito para predicar no era parte del [servicio de] culto en el Nuevo Testamento.

Pablo dice: «Todos tienen una canción, todos tienen una Escritura, todos tienen una enseñanza». Era en una casa, y todos compartían. No se trataba de un tipo que se queda sentado quieto mientras yo inculco. Esa es nuestra imposición cultural. Y entonces, ¿qué hacían?

No tenían una imprenta. No tenían internet. No tenían radio ni TV, sin embargo, crecieron más rápido en los primeros 300 años que cualquier otro periodo de tiempo.

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Luego, en los siguientes 1700 años, me preguntaba, ¿qué salió mal?

En 1988, la IMB (International Mission Board) contrató a un erudito anglicano, David Barrett... Y escribió un libro llamado los 700 Planes para evangelizar el mundo y completar la Gran Comisión desde el año 0 hasta 1988.

He utilizado ese libro durante los últimos tres años como índice para estudiar por qué no lo conseguimos, qué salió mal. Y hasta te dice que los Católicos tenían todos estos planes, y los Anabaptistas tenían este plan, y los Luteranos y Metodistas, y puedes verlos todos. Y he visto todas las cosas que hicieron mal.

De todos modos, ese estudio me hizo cambiar mi punto de vista sobre las mujeres. Nada más podría haberlo [cambiado], ya que me encontré con tres escrituras diferentes. Primero, la Gran Comisión. Ahora bien, a los bautistas, los bautistas del sur, nos gusta llamarnos «bautistas de la Gran Comisión», y afirmamos que creemos que la Gran Comisión es para todos, [que] tanto los hombres como las mujeres deben cumplir la Gran Comisión.

Bueno, en realidad no. No creen eso, porque hay cuatro verbos en la Gran Comisión: «Vayan, hagan discípulos, bauticen y enseñen». Las mujeres deben ir, las mujeres deben hacer discípulos, las mujeres deben bautizar y las mujeres deben enseñar, no solo los hombres.

Esta es una de las razones por las que Saddleback ha bautizado a más personas que cualquier otra iglesia en la historia de los Estados Unidos: 57 000 bautismos de adultos en 43 años. ¿Por qué? Porque en nuestra iglesia, si los ganas para Cristo, puedes bautizarlos. Por lo tanto, si una madre quiere bautizar a su hijo o una esposa quiere bautizar a su marido que ella llevó a Cristo, cualquiera puede bautizar a cualquier persona que haya llevado a Cristo...

Es la liberación, la emancipación de «cada miembro es un ministro» (...) realmente, creemos en el sacerdocio de los sacerdotes la mayor parte del tiempo en lugar del sacerdocio del creyente.

Ahora, la Gran Comisión: vayan, hagan discípulos, bauticen y enseñen. No se puede decir que los dos primeros son para hombres y mujeres [y] los dos últimos son solo para hombres —o tal vez solo para hombres ordenados—. Eso es eiségesis. Tendrías un problema.

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¿Quién autorizó a las mujeres a enseñar? Jesús. «Toda autoridad me es dada; por tanto, enseñen. Toda autoridad me es dada; por tanto, bauticen». Tienes un problema con la Gran Comisión. Tuve que arrepentirme cuando realmente miré la Gran Comisión. Tuve que decir: «No es solo para hombres ordenados; es para todos».

La segunda cosa que me hizo cambiar de opinión fue el Día de Pentecostés. Dos cosas sucedieron en ese día. Sabemos que el primer día de la iglesia es su nacimiento, es la iglesia en su mejor momento. En ese día de Pentecostés, sabemos que había mujeres en el aposento alto. Sabemos que las mujeres estaban llenas del Espíritu Santo; sabemos que las mujeres predicaban en idiomas que otras personas no podían [predicar], a una audiencia mixta. No eran solo hombres; las mujeres predicaban en el Día de Pentecostés.

¿Cómo lo sabemos? Porque Pedro se sintió obligado a explicarlo. Y así, en Hechos 2, versículos 17 y 18, dice: «Oigan, muchachos, esta gente no está borracha. Lo que están viendo fue predicho por Joel. Iba a suceder». Y entonces él explica por qué ahora están viendo mujeres predicando en el primer día de la iglesia. Lo explica y dice: «Esto es lo que Joel predijo».

Y esto es lo que dice. «En los últimos días» (claramente eso significa que Pedro pensó que los últimos días comenzaron con el nacimiento de la iglesia. Estamos en lo último de los últimos días. No sabemos cuántos más habrán, pero los últimos días empezaron con el nacimiento de la iglesia). Pedro dice: «En los últimos días, derramaré mi Espíritu sobre toda carne». Toda carne. «Sus hijos e hijas profetizarán».

Eso es diferente al Antiguo Testamento. He mirado más de 300 comentarios sobre esos versículos, y es interesante para mí que casi todo el mundo dice: «Sí, en la iglesia, todo el mundo tiene que orar, todo el mundo tiene que predicar, todo el mundo tiene que profetizar». Y la gente a la que no le gusta eso ignora ese versículo. John MacArthur ni siquiera cubre ese versículo. Simplemente lo pasa por alto.

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Y luego, la tercera cosa que me hizo cambiar de opinión —nótese que nada de esto tenía que ver con la cultura: tenía que ver con las Escrituras— [fue que] de repente, me di cuenta de que Jesús escogió a una mujer para que entregara a los hombres el primer sermón, el primer sermón cristiano: el mensaje del evangelio de las Buenas Nuevas de la Resurrección.

Hizo que María Magdalena fuera y se lo dijera a los discípulos. Ahora, eso claramente no fue un accidente. Fue intencional. Es un mundo completamente nuevo. Ahora hace que una mujer vaya a decírselo a los apóstoles. ¿Puede una mujer enseñar a un apóstol? Evidentemente. [Jesús] lo hizo el primer día: la escogió para ser la primera predicadora del evangelio.

Russell: Entonces, después de los últimos tres años, ¿apoyarías a hombres y mujeres como ancianos, como pastor principal, como todo dentro de la iglesia?

Rick: Sí lo haría. Pero esto es lo que digo, porque tengo que decir, esta es mi interpretación. Tengo que decir con humildad: «No me molesta si no estás de acuerdo conmigo».

Durante dos mil años, la iglesia ha debatido el papel de la mujer en la cultura; pero convertirlo en la prueba de fuego para «¿es usted bautista o no?», no tiene sentido. Porque la primera confesión bautista, la de 1610, dice que los oficiales de la iglesia son ancianos; no pastores, ni diáconos ni diaconisas. Esa es la confesión bautista original. Entonces, ¿quieres volver a la original o no?

Entonces, vayan a leer el preámbulo del mensaje de fe bautista, que dice: «Esto no es vinculante para nadie». Lo dice en el preámbulo: esto no es vinculante para ninguna iglesia. Pero ahora estamos convirtiendo una confesión en un credo, y la estamos [usando] como un arma. Estamos comenzando una inquisición. Y si esto ahora entra en vigor, cualquier pastor cada semana puede levantarse y decir: «Quiero echar a esa iglesia porque no están de acuerdo en el dispensacionalismo».

Deberíamos echar a las iglesias por causas como el pecado. Debemos echar a las iglesias que dañan el testimonio de la convención. Esto no está dañando el testimonio de nadie. Y es lo que es un asunto discutible, como dice Pablo en Romanos 14. El problema con los fundamentalistas es que no hay cuestiones discutibles con ellos, ni tampoco cuestiones secundarias. Todas importan.

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Traducción por Noa Alarcón y Livia Giselle Seidel.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

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