Para los cristianos amantes de la liturgia, el Adviento es una temporada de expectación que se caracteriza por aguardar la llegada de Cristo con el corazón lleno de esperanza. [Los enlaces de este artículo redirigen a contenido en inglés].

Sin embargo, para muchos evangélicos la celebración puede pasar casi desapercibida, ya sea por desconocimiento del calendario litúrgico de la Iglesia o por cierto escepticismo hacia las prácticas católicas.

Adviento significa ‘venida’, ‘llegada’ o ‘aparición’ y proviene de la palabra latina adventus. Cada año, esta temporada comienza cuatro domingos antes de Navidad y continúa hasta el 25 de diciembre. Se divide en dos periodos: uno que se centra en la segunda venida de Cristo y otro que se centra en su nacimiento. (De forma similar, los cristianos ortodoxos observan «el ayuno de la Natividad» del 15 de noviembre al 24 de diciembre en preparación para la fiesta de Navidad el 25 de diciembre).

En realidad, el Adviento comenzó en la región de la Galia y España en los siglos IV y V d. C. como una temporada destinada a preparar los corazones de los creyentes para la Epifanía que se celebraba el 6 de enero, no para la Navidad. En Occidente, la Epifanía es un día para conmemorar la visita de los Reyes Magos tras el nacimiento de Jesús, mientras que en Oriente la fecha celebra el bautismo de Jesús en el río Jordán.

Hoy en día, las costumbres de Adviento pueden incluir prácticas como leer y orar a través de un devocional de Adviento, y encender cada domingo una de las cuatro velas dentro de una corona, mismas que representan cuatro temas semanales: esperanza, amor, gozo y paz. La mayoría de las coronas también incluyen una vela colocada en el centro para simbolizar a Jesús, la Luz del Mundo.

Sin embargo, en algunas partes del tercer mundo y en países donde el catolicismo es la religión dominante, los evangélicos no suelen observar el Adviento.

Las iglesias evangélicas francesas ignoran el Adviento como parte de «una reacción visceral contra cualquier cosa que sea litúrgica, porque huele a catolicismo», dijo Gordon Margery, un profesor bautista del Instituto Bíblico de Nogent-sur-Marne que vive a las afueras de París.

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Pocas «iglesias evangélicas históricas, pentecostales y neopentecostales» de América Latina participan en el Adviento, dijo el pastor colombiano Dionisio Orjuela. «Solo iglesias como la luterana, la anglicana y la episcopaliana, así como la católica, observan la temporada de Adviento».

CT habló con líderes cristianos de Brasil, Colombia, Francia y Filipinas para saber más sobre cómo se pueden abordar estos conceptos erróneos, especialmente en contextos de mayoría católica.

Concepto erróneo 1: El Adviento es una práctica exclusivamente católica.

«La mayoría de los protestantes de hoy no tienen ni idea de lo que ocurrió en la Iglesia durante casi mil años. Sin embargo, están seguros de una cosa: todo lo que ocurrió durante la era premoderna no vale la pena y solo puede corromper el cristianismo», escribió el profesor del Seminario Teológico Bautista del Medio Oeste, Matthew Barrett, a principios de este año.

En términos generales, el calendario eclesiástico se consideraba una invención católica. Los protestantes, desconfiados de las innovaciones y en busca de volver a las prácticas de la iglesia del Nuevo Testamento, se deshicieron de él. (Los puritanos nunca celebraron la Navidad, por ejemplo, y mucho menos el Adviento).

Este sentimiento podría aplicarse perfectamente a las percepciones evangélicas del Adviento, donde muchos consideran la temporada como un ritual predominantemente católico que tiene poco o ningún propósito o relevancia para la propia vida espiritual.

Sin embargo, hay evangélicos en todo el mundo, desde Filipinas hasta Brasil, que sí celebran el Adviento.

«Estos evangélicos proceden de denominaciones históricas (por ejemplo, anglicanos, reformados, luteranos, metodistas) que se toman en serio el desarrollo histórico del culto y permiten las condiciones históricas dentro de sus prácticas, al tiempo que tratan de ser fieles a la aplicación de los principios bíblicos en la contextualización del culto», dijo Timoteo Gener, presidente del Colegio Bíblico FEBIAS de Filipinas.

En Brasil, el Adviento es la temporada litúrgica que más aceptación ha tenido entre los evangélicos, afirmó Daniel Vieira, director del proyecto Lecionário.

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En opinión de Vieira, tener una sólida experiencia con el calendario litúrgico ayuda a desarrollar una «visión sacramental de la realidad», lo que combate el consumismo religioso y vuelve a hacer hincapié en la formación espiritual y el discipulado.

Por eso, ayudar a los creyentes a distinguir entre el Adviento y la Navidad es una necesidad vital para la Iglesia brasileña en estos momentos, añadió.

«La mayor dificultad es comprender mejor la diferencia entre el Adviento y la Navidad y observar el Adviento de forma adecuada, con la ayuda de las prácticas cristianas tradicionales, así como de un leccionario, herramienta que hemos estado promoviendo en Brasil».

Concepto erróneo 2: El Adviento no es bíblico.

Algunos evangélicos también pueden tener la percepción de que el Adviento no es bíblico porque no se menciona en ninguna parte de las Escrituras.

Los evangélicos a menudo se encuentran «divorciados» de la historia y la tradición de la Iglesia. Algunos pueden provenir de entornos de la Iglesia baja, misma que brinda mayor atención a la predicación tópica y la piedad personal, y pone menos énfasis en lo ritual, tal como el seguimiento del calendario histórico de la Iglesia para ordenar los servicios, o el uso de cantos y llamados responsoriales [enlace en español].

Pero recuperar la comprensión de la tradición eclesiástica puede arrojar luz sobre por qué el Adviento es una estación con fundamento bíblico en la que los creyentes pueden moldear su fe de acuerdo con la Palabra y la verdad de Dios.

«Los evangélicos deben estudiar la tradición, puesto que no somos los primeros en buscar respuestas a preguntas y problemas difíciles de la teología. Sin embargo, no debemos elevar las tradiciones a un estatus inviolable o de autoridad», escribió el teólogo bautista Roger E. Olson.

El Adviento refleja la Biblia al destacar la centralidad de Cristo y su obra salvífica, sostiene el sacerdote episcopaliano Fleming Rutledge. «El Adviento siempre comienza en la oscuridad. Pero hay un “pero”, y lo encontramos revelado en la historia que cuentan las Escrituras.

»Ese es el mensaje del Adviento. Que en un mundo de profunda oscuridad y angustia, de pecado y maldad omnipresentes, miramos a la única luz verdadera: Cristo Jesús, el Hijo de Dios».

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Por otra parte, Gener afirma que algunos cristianos pueden sostener la opinión de que el culto litúrgico debe basarse únicamente en los textos del Nuevo Testamento y no en su desarrollo histórico a lo largo de los siglos.

Pero la formación del año litúrgico cristiano, incluido el Adviento, se remonta a la forma en que la iglesia primitiva incorporó las prácticas culturales de su época a su vida de culto.

«Las prácticas y las fiestas de la sinagoga judía fueron asumidas y compartidas por Jesús y sus discípulos, y estas prácticas fueron remodeladas por los discípulos de Cristo a la luz del acontecimiento de Cristo, lo que evolucionó más tarde en el culto cristiano histórico», dijo Gener.

Lula Derœux, pastora bautista de Francia, considera que tiene sentido observar el Adviento aunque la Biblia no lo mencione explícitamente: «Si bien la Biblia no nos dice cómo y cuándo celebrar el nacimiento de Cristo, la Biblia sí nos anima a recordarlo y a edificar nuestra relación con Dios.

»Nuestra necesidad de celebrar, de preparar nuestros corazones anhelantes y de alabar al Señor durante la espera trasciende todas las culturas y todas las épocas».

Concepto erróneo 3: El Adviento solo trata del nacimiento de Jesús.

Dado que el Adviento se celebra antes de la Navidad, se supone que es simplemente un preludio a la celebración del día del nacimiento de Cristo.

Sin embargo, cuando los cristianos observaban el Adviento en un principio, anticipaban el regreso de Cristo, no su nacimiento. Esto cambió en la Edad Media, cuando el Adviento se convirtió en un tiempo para recordar y celebrar la encarnación de Jesús, si bien se mantuvo el enfoque «tradicional» del Adviento.

«La espiritualidad del Adviento no es un tiempo para meditar sobre el nacimiento real de Cristo. Según la tradición, no deberíamos cantar villancicos sino hasta la propia Navidad, pues el Adviento no es un tiempo para celebrar el nacimiento de Jesús en el pesebre, sino un tiempo para anhelar la venida del Salvador», escribe Robert E. Webber en Ancient-Future Time.

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Originalmente, el Adviento también era un tiempo de ayuno y autorreflexión, escribió el editor ejecutivo de CT, Ted Olsen.

Para Vieira, el Adviento es una estación «penitencial» que ofrece a los creyentes un tiempo de disciplina y arrepentimiento intencionado.

«Una reflexión profunda sobre la tradición litúrgica nos muestra que el Adviento encarna la tensión de la unión entre la expectativa de los pueblos de la antigua alianza por la redención, y la expectativa de los pueblos de la nueva alianza por la consumación que vendrá con la segunda venida de Cristo», dijo.

Algunos himnos y lecturas tradicionales del tiempo de Adviento reflejan el anhelo del regreso de Cristo, dice Margery.

«Pienso en particular en “Oh, ven, oh, ven, Emanuel”. Se canta generalmente como una especie de súplica para que Cristo nazca, poniéndose en el lugar de los santos de Israel que anhelaban su venida. Pero tengo la impresión de que hace eco de la oración final del Apocalipsis [22:20, “Ven, Señor Jesús”]».

El anhelo escatológico que encierra el Adviento es un componente clave de la estación que no puede pasarse por alto.

«Las profecías de las Escrituras sobre el Prometido suelen tener capas de significado y múltiples cumplimientos», escribió Kelli Trujillo, editora de CT, en la introducción del devocional de Adviento 2022 de CT. «Con frecuencia apuntan a un cumplimiento en la propia época del profeta, pero también dirigen nuestra mirada hacia el Mesías y su primera venida, así como al Segundo Adviento que esperamos».

«Estar en Adviento es habitar “en el ya y en el todavía” del reino de Dios», afirmó Derœux. «Nos permite recordar las promesas del Señor y hasta qué punto cuida de nosotros. La paciencia y la preparación que se necesitaron para dar un Salvador a la humanidad son impresionantes, y poder, no solo recordar, sino vivir este tiempo concreto es una bendición.

»Podríamos leer todo el Antiguo Testamento y ver un Adviento, un amanecer hacia un nuevo comienzo».


Traducción y edición en español por Livia Giselle Seidel.

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