Pero escucharán?”

Estaba sentado mesa por medio con un amigo, Bill Pollard, cuyo rostro tenía una expresión de esperanza y cierta duda. Acababa de compartirle la visión del Movimiento de Lausana de convocar a más de 700 líderes cristianos de más de 100 países que pertenecen al ámbito laboral.

A Bill le encantó la visión: movilizar a cristianos del ámbito laboral como instrumentos de Dios para llevar el impacto del reino a todas las esferas de la sociedad. Sin embargo, se preguntó si algunos líderes de iglesia tendrían dudas acerca de la efectividad de este tipo de ministerio a través de los denominados líderes “laicos”.

Sus dudas son el reflejo de una larga historia de considerar al ministerio cristiano como la responsabilidad exclusiva de “profesionales”, como pastores y misioneros. Las personas como Bill han resistido esa noción, mostrando en cambio que el manto del ministerio pertenece a los hombros de cada cristiano.

Bill fue CEO de ServiceMaster que, durante su dirección, fue reconocida por la revista Fortune como la compañía de servicios número uno entre las empresas Fortune 500 y por el Financial Times como una de las compañías más respetadas del mundo. Para Bill, el trabajo en ServiceMaster se trataba del servicio al Maestro. Como decía a menudo: “Ninguna compañía tiene valor eterno. Solo la iglesia lo tiene. Solo las personas lo tienen”. Bill me contó historias de personas de lugares tan lejanos como Tokio, Japón, cuyas vidas fueron impactadas por el amor del evangelio que él y otros en su empresa compartieron.

Necesitamos más personas como Bill y, para que eso suceda, debe haber un cambio en la manera en que vemos el ministerio y el trabajo, una vuelta a la intención original. Desde mi posición estratégica de líder ministerial de tiempo completo dentro de un movimiento evangélico mundial, quisiera ofrecer una disculpa a todos los que lean esto y no estén en el ministerio profesional, junto con cuatro cosas que he aprendido sobre la fe y trabajo:

1) Ustedes no existen para apoyar nuestro ministerio; nosotros existimos para apoyar el de ustedes.

Quiero hablarles como alguien que pertenece al 1%. El 1% de las personas en la iglesia que son ministros y misioneros. El 1% de los que están en el ministerio profesional.

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Y quiero arrepentirme.

Quiero arrepentirme, en nombre del 1%, por considerar que el 99% de la iglesia que no está en el ministerio profesional existe para apoyar nuestro ministerio.

La realidad para muchos misioneros y ministros como yo es que, de hecho, recibimos apoyo financiero del 99%. Por esto, estamos tremendamente agradecidos; los misioneros y ministros no pueden hacer su ministerio sin la bíblica generosidad del 99%. Pero su ministerio de ofrendar noes su valor último ni tampoco su ministerio exclusivo. Y confieso que olvido demasiado fácilmente que el 99% no puede hacer su ministerio sin nuestro apoyo también. Olvidar eso no podría estar más equivocado.

Efesios 4:11–13 dice: “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (RVR60).

Dios nos constituyó, al 1%, para perfeccionar a los santos para la obra del ministerio. El 1% existe para apoyar el ministerio del 99%.

Parafraseando a Martín Lutero: “No todos somos llamados a ser pastores, pero todos somos llamados a ser sacerdotes”.

Uno de los frutos más notables de la Reforma fue la recuperación de la doctrina bíblica del sacerdocio de todos los creyentes. Todos tenemos acceso directo y personal a Dios. No necesitamos ningún mediador sacerdotal fuera de Cristo.

Pero hemos caído en un tipo diferente de sacerdotalismo: esta vez no en la salvación, creyendo que necesita ser mediada a través de un sacerdote, sino en el ministerio, creyendo que el ministerio ocurre exclusivamente desde quienes están en el ministerio vocacional hacia quienes no lo están, y no desde todos hacia todos.

Una vez más, hemos profesionalizado lo que Dios ha universalizado. ¿Es la evangelización solo el trabajo de los evangelistas? ¿Es el discipulado solo el trabajo de los pastores? Las misiones, ¿son solo el trabajo de los misioneros?

El 1% —pastores, evangelistas, misioneros y otros— tal vez tenga la responsabilidad ocupacional principal de la evangelización, el discipulado y las misiones; pero no es de su responsabilidad exclusiva. De hecho, su principal responsabilidad es capacitar, comisionar y apoyar el trabajo de evangelización, discipulado y misión mundial del 99%.

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Si el ministerio y la misión son relegados solo a la esfera de los ministros y misioneros, estamos en problemas.

2) La Gran Comisión no puede ser cumplida sin ustedes.

El 1% de los que están en el ministerio profesional nunca alcanzarán el mundo con el evangelio. El 1% no puede hacer discípulos de todas las naciones. ¿Por qué?

En primer lugar, no dan los números. Solo hay 1 misionero por cada 150.000 japoneses. Solo hay 1 misionero por cada 500.000 musulmanes. ¿Saben cuánto tiempo se necesita para compartir el evangelio con 500.000 personas? ¡Ahora pueden entender por qué los misioneros a menudo están tan cansados!

Entonces, una parte importante de cómo el evangelio irá a todo el mundo es enviando más misioneros.

Ahora bien, sé que algunos cristianos maravillosos y bien intencionados, incluso pastores, han dicho a veces: “Todos somos misioneros”. Una parte de mí sonríe cuando escucho eso. Otra parte llora.

Porque si aceptamos la idea de que todos somos misioneros, y que simplemente podemos quedarnos donde estamos y compartir el evangelio con los no cristianos que conocemos, los 3 mil millones de personas en el mundo que no conocen personalmente a ningún cristiano perecerán.

Pero no solo necesitamos más misioneros.

Las asociaciones de misiones mundiales que movilizan al 1% y al 99% para ir a pueblos y lugares con testimonio o comunidades del evangelio escasos o inexistentes son la necesidad estratégica de nuestros días. Es la única manera en que se cumplirá la Gran Comisión. Toda la iglesia debe colaborar. Debemos co-laborar.

Ese es el desafío y la oportunidad a nivel mundial. Un desafío para la difusión del evangelio a nivel local es el siguiente: si dependemos de los pastores y las personas que están el ministerio cristiano profesional para compartir el evangelio, nunca tocará la vida de muchas personas y muchas esferas de la sociedad. La única manera en que la gente de su empresa, su escuela, su vecindario, su equipo deportivo, su restaurante, su compañía de teatro, será tocada por el evangelio ... es a través de ustedes.

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El Movimiento de Lausana tiene una visión: “El impacto del reino en cada esfera de la sociedad”. Eso solo puede suceder a través de las personas que Dios ha colocado en esas esferas de la sociedad. Y su pastor no es una de esas personas.

Cada cristiano, incluido el 99% que no está en un ministerio cristiano profesional, tiene un ministerio.

3) Usted tal vez no sea un ministro o un misionero, pero tiene un ministerio.

Dios le ha regalado dones espirituales para cumplir ese ministerio, y ha recibido el Espíritu Santo para capacitarlo. Como dice 1 Corintios 12: “A cada uno se le da una manifestación especial del Espíritu para el bien de los demás” (NVI).

Creo que podemos decir que, para Lutero, no era cuestión solo de: “Ya no necesito un sacerdote”, sino también: “Ahora puedo ministrar a cualquiera y a todos. Y, de hecho, debería hacerlo”.

Ahora depende de usted descubrir su ministerio. ¿Qué ministerio realizará el Espíritu Santo a través de usted?

Bill me contó una historia increíble sobre la oportunidad que tuvo de hablar, como cristiano, en un funeral sintoísta de un empresario japonés muy influyente de Tokio, rodeado de cientos de personas que nunca antes habían escuchado el evangelio. Esto solo fue posible debido a años de invertir en relaciones y de fidelidad en la excelencia empresarial.

Algunos son misioneros, pero todos están llamados a ser sal y luz y a orar por las naciones.

Algunos son pastores, pero todos deben pastorear a las personas que están bajo su cuidado.

Algunos son diáconos, pero todos debemos servir.

Algunos son ancianos, pero todos debemos proporcionar liderazgo en diversos contextos.

Algunos son predicadores, pero todos debemos predicar el evangelio, a nosotros mismos y a los demás.

Se necesita toda la iglesia para hacer discípulos de todas las naciones. Y el Espíritu Santo anhela ministrar a través de usted.

4) Hemos apoyado de labios para afuera el ministerio de ustedes, pero vamos a hacer más.

Cuando hablo de nosotros, incluyo el Movimiento de Lausana.

Desde nuestra fundación en 1974 por Billy Graham y John Stott, Lausana ha dicho cosas importantes sobre este tema crítico. Por ejemplo, un equipo de académicos de todo el mundo en el 3er Congreso de Lausana elaboró El Compromiso de Ciudad del Cabo, que dice:

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“Necesitamos realizar esfuerzos intensivos para capacitar a todo el pueblo de Dios en un discipulado de la totalidad de la vida, lo cual significa vivir, pensar, trabajar y hablar desde una cosmovisión bíblica y con eficacia misional en cada lugar o circunstancia de la vida y el trabajo cotidianos”.

Pero podríamos haber hecho más, y vamos a hacer más.

Este mes, el Foro Mundial del Trabajo (FMT) de Lausana reunirá a 750 influenciadores mundiales de más de 120 países en Manila, Filipinas. Por favor ore para que este grupo diverso pueda aportar ideas de vanguardia y movilización para la misión en y a través del ámbito laboral, en todos los niveles, en todos los sectores y en todas las regiones del mundo. Esto incluye no solo a los profesionales de cuello blanco o de empresas, sino también los ámbitos laborales de cuello azul y aun “sin cuello”.

En el FMT estará tanto el 1% como el 99%. Será una oportunidad para que el 1% se arrepienta y también volvamos a comprometernos firmemente con nuestro llamado a perfeccionar a los santos para la obra del ministerio.

Y para aquellos de ustedes que son parte del 99%: ¡Levántense! Levántense y tómense de su identidad como discípulos y sus llamados a ser discipuladores. Levántense y asuman la responsabilidad del discipulado de sus familias, amigos y vecinos. Levántense y vayan a las naciones sedientas de las aguas del evangelio y a los miles de millones que no conocen a un solo cristiano.

Si creen que 1 Pedro 2:9 está dirigido a ustedes como elegidos de Dios —“real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable”—, ¿no desean levantarse y asumir sus llamados?

Michael Oh es Director Ejecutivo Mundial y CEO del Movimiento de Lausana.

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