A David Wagner le ocurrió la peor pesadilla de un baterista de iglesia. Mientras él y su grupo de alabanza tocaban la canción «Heaven Invade» de Kari Jobe en una reunión, sus monitores de oído (In Ear Monitors) dejaron de funcionar.

Wagner publicó un video en Instagram de lo que le pasó en esa reunión. En el video se oye la pista que Wagner debería haber escuchado por medio de sus monitores: el sonido de la banda, un poco de reverberación y, por supuesto, la pista de clic, que es un repiqueteo que ayuda a mantener el tempo y generalmente marca el ritmo. A la mitad del video, una de las vocalistas, la esposa de Wagner, le pasa un par de auriculares nuevos.

El papel del baterista de alabanza y adoración ha cambiado mucho en los últimos 20 años. Además de adaptarse a los cambios en el sonido de la música —que se ha venido alejando del estilo rock y se ha acercado más a la música de baile electrónico—, los bateristas también se han venido adaptando a las nuevas estructuras de producción. En la actualidad, los bateristas son quienes se aseguran de que los músicos y la tecnología estén en perfecta sintonía.

Desde el surgimiento de los grupos de alabanza contemporánea a finales de los 90, muchas iglesias han incorporado tecnologías que en otro momento habían sido propias de conciertos en vivo en estadios y grandes auditorios donde los músicos necesitaban monitores de oído y pistas de clic debido al ruido del público y del eco.

Para los bateristas que han tocado en sus iglesias por muchos años, estos cambios los están llevando a desarrollar nuevas habilidades y a cambiar su enfoque musical. Algunos piensan que estos cambios hacen que la tarea del baterista sea más aburrida, menos exigente y más monótona. Para otros, en cambio, estas nuevas herramientas les permiten ser más creativos, probar otras formas de usar sus instrumentos, e incluso experimentar mayor libertad como adoradores sobre el escenario de una forma nueva, incluso si están detrás de paneles de acrílico.

Wagner, que tiene más de una década de experiencia como baterista, hace tres años se mudó a una iglesia en Murray, Kentucky, donde los músicos usan monitores de oído. En su iglesia anterior, el equipo de sonido tenía guitarras y una batería, pero no usaba una pista de clic. El estilo de la música también era distinto, más parecido al estilo de Chris Tomlin, con el sonido de una guitarra acústica, que a las canciones cargadas de sonidos sintetizados de Bethel o Elevation.

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Le llevó un poco de tiempo acostumbrarse a escuchar la pista de clic constantemente en sus auriculares, pero Wagner dice que es una herramienta que hace su tarea mucho más fácil.

«Al principio, era un poco intimidante», dijo Wagner. «Pero tocar con la pista de clic en realidad lo hizo más fácil».

La mayoría de los músicos de iglesias que usan monitores de oído y pistas de clic no solo escuchan un metrónomo; en muchos casos, también hay señales de voz para la intro, las estrofas y el estribillo. Algunas iglesias incluso contratan a un director musical que usa un micrófono para comunicarse directamente con los músicos que están sobre el escenario a fin de avisarles sobre cambios o si algo está funcionando mal.

Al principio, asimilar todos esos detalles mientras uno toca música o canta puede ser abrumador. Pero la orquestación precisa que estas herramientas consiguen es necesaria para recrear los sonidos de las canciones de alabanza más famosas de la actualidad.

Drew Allen pasó de tocar la batería en una iglesia de las Asambleas de Dios en Misisipi a tocar en una iglesia grande afiliada a North Point en Gainesville, Florida.

Acostumbrado a un estilo de alabanza musical flexible y espontáneo, la precisión estructurada impuesta por la pista de clic y pistas preprogramadas en la nueva iglesia se sintió como un gran cambio. Pero al final, la predictibilidad y claridad hicieron que fuera más fácil meterse en la música sin la presión de mantener el ritmo o recordar si la estrofa siguiente es el puente o el estribillo.

«Antes pensaba: ¿tengo que aprender este arreglo con tanta exactitud? Va a ser muy difícil que pueda participar en la alabanza así. Pero de hecho descubrí que ocurre lo contrario», dijo Allen. «Cuando se sigue un arreglo fijo, uno termina teniendo más libertad».

El musicólogo Joshua Kalin Busman señala que, en los últimos diez años, el sonido de la música de adoración —piensa en nombres grandes como Hillsong, Bethel o Elevation— ha pasado a asemejarse más a la música de baile electrónico (EDM) que al rock.

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Este cambio de estilo ha conducido a menos variaciones de tempo, a hacer énfasis en un «conjunto» musical unificado, y a un ritmo caracterizado por ser simple y repetitivo.

«A manera de broma, al culto de alabanza contemporáneo le decimos “la hora andante”», dijo Busman (andante es un término musical para referirse al movimiento moderadamente lento). «Hoy en día todo parece mantenerse en este tempo óptimo de 76 beats por minuto».

En la música de baile electrónico, la estabilidad rítmica y la continuidad del acorde (tocar las canciones en el mismo tono musical) ayudan a crear una continuidad infinita de canciones con las que la audiencia puede bailar y participar. El final de una canción puede conducir al inicio de otra con facilidad, y las transiciones pueden ser imperceptibles. Esta forma de participación musical está modificando la alabanza y la adoración en las iglesias.

«Esta combinación entre la estabilidad del tempo y la continuidad del tono siempre fue parte del estilo de la música de baile electrónico», dijo Busman. «Se trata de una trayectoria musical holística. En la música de alabanza, pasamos de enfocarnos en la canción a enfocarnos en todo el conjunto como una experiencia de 30 o 45 minutos».

Paradójicamente, la influencia de la música de baile electrónico —que es un género musical que se concentra en el beat—, no añadió tareas al trabajo de los bateristas. De hecho, la pista de clic ayuda al grupo de músicos a depender menos del baterista y más de los efectos de sintetización y de los vocalistas, ya que todos los que están sobre el escenario escuchan el mismo ritmo en sus auriculares. No se corre el riesgo de que alguien pierda el tempo.

«Muchas canciones de alabanza de la actualidad tienen menos ritmo en el arreglo musical de la canción», dijo Allen. «La canción no comienza con la batería, quizá hay un platillo suave que inicia la segunda estrofa, un bombo y tom de piso. En una canción de seis minutos, el tiempo que puedo llegar a tocar a un ritmo completo quizás sean unos 30 segundos».

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Un buen ejemplo de esto es la canción «So Will I» [«Yo también»] de Hillsong. Durante la mayor parte de la canción, el vocalista principal y el riff de la guitarra eléctrica ayudan a dar una noción del tempo de la canción. La batería marca los cambios de estrofa a medida que la canción asciende lentamente. Pero este ascenso es muy lento, y la batería no añade ningún impulso sino hasta el puente de la canción.

Los músicos de las iglesias que han liderado la alabanza por algunas décadas saben que siempre hubo canciones lentas y otras más rápidas. Las canciones lentas quizás tengan algunos redobles de platillos y toda la batería en el estribillo, pero fuera de eso, el baterista no toca mucho más durante las estrofas. No obstante, hasta hace poco, las canciones rápidas tendían a basarse en sonidos del rock que involucraban más al baterista durante la canción.

Tim Whitaker, que durante sus años en el grupo de jóvenes tocaba la batería en la iglesia y también tocaba heavy metal, recuerda que el sonido de la batería en la música de grupos como Sonicflood y David Crowder Band a principios de la década de 2000 se asemejaba mucho al sonido del rock y el punk.

«La música de alabanza contemporánea se trata de intencionalidad», dijo Whitaker, refiriéndose a que aun cuando los bateristas no estén dirigiendo el tempo de la música, necesitan desarrollar sensibilidad y sutileza. «Uno tiene que reformular estos cambios como un nuevo desafío. Para tocar bien este tipo de música se necesita mucha madurez y habilidad musical».

Wagner descubrió que al contar con la seguridad de la pista de clic tiene mayor libertad para experimentar con diferentes ritmos e insertar ideas musicales tomadas de otros arreglos o canciones.

«Antes solía tocar la canción casi exactamente como sonaba en la grabación. Me gusta honrar las partes que los bateristas han ensamblado en la grabación, pero he llegado a un punto donde puedo tomarme algunas libertades creativas», dijo.

Por otro lado, para los bateristas que han desarrollado su habilidad en grupos musicales donde su papel indispensable era mantener y dirigir el ritmo, los cambios que están ocurriendo en los estilos musicales y el papel de la tecnología pueden dar la sensación de que restan importancia a su participación en un grupo.

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«Para tocar este tipo nuevo de música se necesita mucho autocontrol y moderación», dijo Allen. También señaló que se necesita madurez espiritual para servir y adorar, ya sea que uno toque en el escenario o no.

La automatización de algunos aspectos de la tarea del baterista ha generado oportunidades para que músicos principiantes puedan integrarse y tocar sin la presión de tener tanta responsabilidad sobre sus hombros. De hecho, encontrar bateristas es una tarea difícil.

«Es probable que la simplificación de la batería esté conectada con el tipo de talentos disponibles que hay en la actualidad», dijo Busman, el musicólogo. «La reserva de bateristas es más pequeña».

Un equipo de batería es costoso y ocupa mucho espacio. Para que un niño comience a aprender a tocar, los padres tienen que hacer espacio, comprar el equipo, pagar las clases, y resignarse a vivir en una casa ruidosa. En muchos programas de grupos musicales escolares además se exige que los estudiantes aprendan a tocar el piano antes de poder tocar percusiones.

Los monitores de oído y la pista de clic le brindan a un baterista novato o a uno que ha perdido la práctica la tranquilidad de saber que puede subirse al escenario y aun si se pierde o se equivoca, el resto de la banda podrá seguir el ritmo y terminar la canción, incluso si la batería deja de sonar por completo.

Will Shine, baterista y estudiante de doctorado en la Universidad de Georgia, señala que las herramientas tecnológicas que facilitan la participación de los músicos principiantes también ayudan a que las iglesias puedan recrear las canciones más conocidas en sus reuniones de culto semanales.

«Hay que tocar con el mínimo común denominador en cuanto a destreza», afirma Shine. «Al mismo tiempo, para que una canción se vuelva famosa, tiene que ser una canción que se pueda replicar».

Las canciones envolventes que se han popularizado en la actualidad no serían fáciles de recrear sin un mayor uso de tecnología. Sin embargo, la nueva tecnología también hace posible automatizar la música, al punto que hace que los músicos se pregunten si ellos mismos son prescindibles. También limita la espontaneidad que puede haber en una sesión de adoración.

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«Es una contradicción extraña», dijo Allen. «Muchos músicos y líderes quieren que el público experimente un tipo de alabanza envolvente y espontánea, pero al mismo tiempo buscan que cada segundo de la producción esté planificado».

El desafío para los músicos y líderes de las iglesias a medida que incorporan nuevas tecnologías es encontrar un equilibrio entre la planificación y la espontaneidad. Y mientras que los congregantes parecen valorar e incluso buscan oportunidades para participar en la alabanza que tiene el potencial de conducir a un profundo tiempo de adoración, las canciones famosas que muchas iglesias quieren cantar requieren un alto nivel de orquestación técnica.

Y también pueden tomar desprevenidos a músicos como Wagner cuando ocurre un problema técnico.

«Compré unos auriculares un poco más caros que los anteriores», dijo, «así que espero no volver a tener el mismo problema».

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