La Ceremonia de Apertura acaba de comenzar, pero los Juegos de Tokio 2020 ya se sienten extraños. El gobierno japonés tomó la decisión de última hora de prohibir la entrada a los espectadores, y varios atletas tuvieron que abandonar tras dar positivo en la prueba de COVID-19, o bien ponerse en cuarentena por haber estado en contacto estrecho con quienes habían dado positivo.

Al igual que otros atletas olímpicos, los atletas cristianos han hecho sacrificios, han superado crisis de salud mental y se han esforzado al máximo para llegar a los Juegos. Pero han sido capaces de hacerlo con la convicción de saber dónde se encuentra su identidad definitiva. Muchos de ellos también han utilizado su plataforma para compartir la obra de Dios en sus vidas y para retribuir en respuesta a lo que han logrado. A continuación mencionamos a 14 atletas de todo el mundo que actualmente están en Tokio.

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Lucas Lautaro Guzmán
Taekwondo (Argentina)

@lucastkd94

En 2012, Sebastián Crismanich se convirtió en el primer argentino en ganar una medalla de oro en taekwondo en los Juegos Olímpicos. Lucas Lautaro Guzmán espera convertirse en el segundo.

En 2019, ganó una medalla de bronce en el Campeonato Mundial de Taekwondo 2019 en la categoría de peso mosca masculino. Su logro ocurrió apenas tres meses después de que su madre falleciera tras una breve batalla contra el cáncer de mama. Aunque la pérdida fue difícil, Guzmán profundizó su fe y hoy dice que tiene mucho que agradecer.

Justo antes del comienzo de los Juegos Olímpicos, Guzmán celebró su cumpleaños número 27 en Kazajstán. En una foto con la descripción «Mi última foto con 26 años», escribió: «No siento que [me merezca] todo lo que estoy viviendo. …No puedo pedirle a Dios nada más, porque me da tanto que estoy más que completo y pleno. A pesar de todo [el éxito] externo que estoy recibiendo, les tengo que confesar que Cristo es lo mejor que me ha pasado. Y no quiero convencerlos de que piensen como yo. Al final, lo que decidimos es útil solo si hay evidencia en nuestras acciones y conducta».

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Nicola McDermott
Salto de altura (Australia)

@nicolalmcdermott

«¿Cómo sería la vida entregada al deporte?». Nicola McDermott, especialista en salto de altura, plantea esa pregunta en su biografía de Instagram, y luego continúa con lo que significa vivir una vida buscando darle una respuesta digna a la pregunta. En la pista, McDermott, de 24 años, ganó una medalla de bronce en los Juegos de la Mancomunidad 2018 y estableció un nuevo récord personal el año pasado tras dejar Australia para entrenar en Europa durante la pandemia. Fuera de la pista, cofundó Everlasting Crowns, un ministerio en el que espera ver «compañeros atletas transformados por el amor perfecto de Jesús, plantados en iglesias y discipulados para ser una bendición en cada lugar al que sean enviados» [enlaces en inglés].

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«Mi fe es la razón por la que he permanecido en el deporte tanto tiempo», dijo a The Guardian a principios de este año. «La fe es la confianza en las cosas que no hemos visto, ¿cierto? Hoy, para mí, es saltar dos metros. Cuando tenía ocho años, era saltar 1.15 m. Se necesita un poco de fe para creer en eso. Me centré tanto en el deporte hasta los veinte años que pensé que eso era lo que me haría feliz: cuando lograra ser una atleta olímpica, cuando lograra alcanzar algo, entonces sería feliz. Llegué a un nivel en el que tenía todo lo que había soñado, pero seguía insatisfecha. Me di cuenta de que había puesto mi identidad en mi desempeño y en mis logros. La fe para mí fue darme cuenta de que soy amada sin importar mi desempeño; el salto de altura es simplemente una forma de conectarme con Dios».

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Ítalo Ferreira
Surf (Brasil)

@italoferreira

El surf hizo su debut en los Juegos Olímpicos y el campeón mundial de 2019, Ítalo Ferreira, ganó la primera medalla de oro masculina. El deportista de 27 años utilizó las redes sociales para alabar a Dios por la victoria, repitiendo el mantra que se llevó a Japón: «di amén que viene el oro». Ferreira dijo que oró estas palabras desde su cama, a partir de las 3 de la mañana, pidiendo a Dios que le ayudara a cumplir su sueño. «¡Y aquí está! Mi nombre en la historia del surf», dijo. Para ganar el oro, Ferreira tuvo que superar condiciones desfavorables, una tormenta que obligó a los surfistas a consolidar las competencias de dos días en uno, y una tabla que se rompió en los primeros minutos de la ronda en la que obtuvo medalla de oro. Entre lágrimas, continuó: «He entrenado mucho en los últimos meses y Dios ha hecho realidad mi sueño. Solo a Dios le doy las gracias por darme la oportunidad de hacer lo que me gusta».

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Proveniente de un pequeño pueblo del noreste de Brasil, Ferreira ganó su primera competencia de surf dos meses después de que su padre, un hombre que compraba pescado a los pescadores y lo revendía a los restaurantes, le comprara por primera vez una tabla de surf. Cuando Ferreira ascendió rápidamente al mundo del surf de élite, ganó suficiente dinero para comprarle a sus padres una casa en la playa. «El océano tiene mucho peso en mi vida. Empezando por mi padre, que se ganaba la vida con el mar, vendiendo pescado, y yo, haciéndolo con el surf», dijo Ferreira en un video en el que animaba a profundizar la conversación acerca del océano. «¿Un futuro sin océano? Sería terrible. Creo que el océano es un regalo especial de Dios para la gente».

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Charles Fernández
Pentatlón moderno (Guatemala)

@charlesfernandez_5

Cuando Charles Fernández tenía siete años, su familia se trasladó de Estados Unidos al país natal de su padre, Guatemala, para servir como misioneros. Años antes de que naciera su hijo, Carlos Fernández competía en el pentatlón moderno, que consiste en esgrima, natación de estilo libre, salto ecuestre y una prueba combinada de tiro con pistola y carrera campo a través. Carlos y su esposa, Esther, actualmente dirigen un ministerio en las montañas a las afueras de Antigua, Guatemala, sirviendo a la comunidad maya de los alrededores.

Después de competir en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016 cuando tenía 20 años, en los cuales quedó en el puesto número quince, Fernández ganó los Juegos Panamericanos en 2019. «Al volver a mi país con dos medallas, definitivamente es una enorme bendición poder compartir estos momentos con personas que luchan todos los días por salir de la pobreza y darles la esperanza de Cristo», dijo Fernández tras ganar dos eventos regionales en 2018. «Por eso hago lo que hago, para ser una luz de Cristo para las naciones en este deporte». Durante toda la pandemia, Fernández, que también se considera trabajador social, ha viajado entre Estados Unidos y Guatemala para intentar ayudar a sus conciudadanos. «Mi objetivo como atleta es llevarles esperanza, mostrarles que todo es posible cuando se trabaja con esfuerzo», dijo [enlace en español] en una entrevista el año pasado. «Las dos formas en las que apoyo al país (socialmente y a través del deporte) son diferentes, pero gracias a Dios se complementan de una forma muy especial. Esta es la razón y la motivación detrás de lo que hago en los Juegos Olímpicos».

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Jonatan Christie
Bádminton (Indonesia)

@jonatanchristieofficial

Ningún país tiene una población musulmana más grande que Indonesia. Pero uno de sus atletas más queridos es un jugador de bádminton de 23 años que ama a Jesús. Esta es una de las razones: en 2018, cinco años después de que Christie ganara su título internacional sénior a los 15 años, prometió a Dios que si llegaba a la final de individuales/singles masculinos de bádminton en los Juegos Asiáticos 2018, donaría la mitad del pago. Unas semanas atrás, un terremoto había sacudió la isla de Lombok, cobrando la vida de más de quinientas personas y desplazando a cerca de medio millón.

Christie ganó los Juegos Asiáticos, y luego pagó la reconstrucción de una escuela y dos mezquitas, con la esperanza de que su gesto ayudara a unir al país. A pesar de estos reconocimientos, Christie sigue siendo humilde. «No soy un hombre perfecto. Estoy lejos de ser una buena persona. Creo que no soy alguien que pueda ser un buen modelo a seguir porque yo mismo sigo luchando con muchos pecados», dijo Christie, quien actualmente ocupa el séptimo puesto en el ranking mundial, a principios de este año [enlace en indonesio]. «He aprendido mucho de la gente que me rodea sobre cómo caminar en comunión con Dios. Mi vida espiritual no está libre de problemas. Seguir a Jesús no siempre significa que todo vaya a estar bien. Todavía tengo que enfrentar muchas pruebas. Pero para mí, sean cuales sean las pruebas que Dios permita que enfrentemos, debemos seguir aprendiendo y creciendo. Si logramos superar un problema de la mano de Dios, debe abrirse una puerta nueva para que logremos ser más maduros a la hora de afrontar nuestros problemas».

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Raelin D’Alie
Baloncesto 3x3 (Italia)

@rmdalie11

Raelin D’Alie mide 1.63 m y creció en Racine, Wisconsin. Pero en las próximas semanas representará a Italia como miembro de su equipo de baloncesto femenino de tres contra tres. La atleta de 33 años, que ha representado a Italia durante los últimos diez años, fue quien sumó el punto que clasificó al equipo para los Juegos Olímpicos tras empezar el partido 0-9.

El año pasado, la temporada de D’Alie con el Virtus Bologna fue suspendida debido a la pandemia. «Soy una persona de fe, así que mi respuesta al sufrimiento es orar y cantarle a Dios. Le dije a mi compañera de cuarto: “Este es un golpe muy duro para Italia”. Y oramos que Dios pudiera usar ese momento para darles también una de las mayores alegrías que hayan experimentado en un periodo corto de tiempo», dijo a The Journal Times. «Sé que Italia está muy orgullosa de que vayamos a los Juegos Olímpicos, y realmente espero hacer algo increíblemente especial para Italia, sobre todo por el sufrimiento por el que ha pasado durante los últimos 18 meses».

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Yohan Blake
Atletismo (Jamaica)

@yohanblake

Usain Bolt no estará presente en estos Juegos Olímpicos, pero su compañero de entrenamiento de muchos años, Yohan Blake, sí competirá. En 2012, Blake terminó detrás de Bolt en las carreras de velocidad de cien y doscientos metros, y junto con otros dos compañeros jamaicanos, se llevaron el oro en los relevos 4x100 m. En 2016, alcanzaron el mismo resultado. Más allá de sus objetivos en el deporte, Blake aspira a ayudar a la gente. Según la biografía en su sitio web, él «se ve a sí mismo como puesto en la tierra por Dios para ayudar y cuidar de las ovejas como un pastor amoroso. Esa mentalidad lo ha convertido en la persona amable y sacrificial que es hoy. Un hombre que cree en nutrir a la juventud porque ellos son el futuro, y un hombre que ama y que ama amar».

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Blake, cuya presencia en las redes sociales alterna versículos bíblicos y anuncios de su nuevo sitio web, competirá en los 100 metros masculinos.

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Odunayo Adekuoroye
Lucha (Nigeria)

Solo una atleta nigeriana ha ganado una medalla de oro en los Juegos Olímpicos. La luchadora Odunayo Adekuoroye cree que ella «definitivamente» será la segunda. «Creo que, por la gracia especial de Dios, es mi momento de brillar», dijo a principios de julio. «Así que definitivamente traeré el oro a Nigeria por Su gracia».

Adekuoroye creció en el suroeste de Nigeria y cuando era niña vendía productos en las calles. Primero se interesó en el atletismo, pero su deseo de viajar la alentó a practicar la lucha, una decisión que al principio sus padres no apoyaron. De adolescente, Adekuoroye les escondió su afición. Cuando descubrieron que había estado practicando la lucha a sus espaldas se resistieron, pero finalmente cedieron cuando su entrenadora ofreció pagar sus estudios y que viviera con ella. Su carrera ha transformado la situación económica de su familia: Adekuoroye pudo comprar un auto para su padre y abrir una tienda para su madre. «La lucha me dio fama, me sacó de la pobreza y me dio un nombre. Antes no teníamos nada en casa, pero cuando empecé a ganar dinero, aunque ahora no seamos ricos, estamos cómodos», dijo el año pasado.

Adekuoroye ha ganado dos veces los Juegos de la Mancomunidad y llegó a los cuartos de final en Río. «Como cristiana, creo en el principio de trabajar y orar como lo indica la Biblia», dijo antes de una competencia en 2015. «Y mis entrenadores y yo estamos trabajando, así que ahora solo queda que el pueblo nigeriano ore por el equipo».

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Nick Willis
Atletismo (Nueva Zelanda)

@willisnick

Después de cuatro Juegos Olímpicos, el neozelandés Nick Willis regresó por el quinto. «No lo digo para alardear o presumir, pero simplemente me asombra ser capaz de hacer una carrera de dos horas y terminar sintiendo que fue un trote de diez minutos. Estar así de en forma es una experiencia única que pocos en el mundo pueden entender», tuiteó en 2019. «A veces quiero retirarme, pero Dios me ha dado este don, ¡así que correré y correré!».

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¡Y vaya que ha corrido! Willis ganó dos veces medallas olímpicas para Nueva Zelanda en carreras de 1500 m: medalla de plata en 2008 en Beijing y de bronce en 2016 en Río. A pesar de representar a un país de Oceanía, Willis vive al otro lado del mundo desde que se mudó para asistir a la Universidad de Michigan. Fue allí donde, alentado por su hermano, se involucró en la organización Atletas en Acción [Athletes in Action] y se reencontró con la fe de su infancia, lo cual lo ayudó a sobrellevar la tristeza que todavía sentía por haber perdido a su madre a temprana edad. «Algo comenzó a tocar mi corazón, y me decía que mi mamá estaba mirando mi vida desde el cielo. Traté de combatirlo con más bebidas alcohólicas y noches de fiesta, pero el llamado en mi corazón se hizo cada vez más fuerte», escribió. «Llegó un momento en que ya no era posible negarlo. Sabía que Dios me estaba buscando, y que lo había estado haciendo por muchos años. Finalmente, decidí dejar de huir de Él».

Willis ha convertido su atletismo en casi una forma de adoración, como sugiere una conversación que relató en un tuit hace varios años:

—Papá, ¿por qué siempre corres?

—Porque le agradezco a Dios por darme piernas veloces.

—¿Sientes su poder en tus piernas cuando corres?

—Supongo que sí, ¡sí!

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Wayde Van Niekerk
Atletismo (Sudáfrica)

@waydedreamer

Cuando Wayde Van Niekerk ganó la carrera de velocidad de 400 metros en Río y batió el récord de Michael Johnson, abrió inmediatamente la boca y alabó a Dios. «He soñado con esto desde que era un niño», dijo a la BBC. «Lo único que puedo hacer ahora es alabar a Dios. Me arrodillé todos los días y le dije al Señor que me cuidara a cada paso, le pedí al Señor que me llevara a través de la carrera y me siento realmente bendecido por esta oportunidad».

Al año siguiente, Van Niekerk volvió a dar gracias a Dios tras ganar una medalla de oro en los Campeonatos Mundiales de la IAAF . Pero el corredor sudafricano casi no ha competido desde entonces, tras romperse el ligamento cruzado anterior en un evento benéfico de rugby. Sin embargo, su fe no parece haber flaqueado. En sus publicaciones en Twitter e Instagram se pueden ver muchos versículos bíblicos. «Sé valiente en el Señor», tuiteó en un anuncio de una carrera reciente. En otro: «El amor fiel del Señor me sostiene».

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An Baul
Judo (Corea del Sur)

@anbaul

Antes de entrar en su combate por la medalla de oro en Río, Baul An oró [enlaces en coreano]. «No oré que An Baul ganara la medalla de oro. Solo oré que hiciera lo mejor posible y que consiguiera volver a casa sin remordimientos. ... Aunque no sean los Juegos Olímpicos, suelo orar así antes de cada combate». Campeón del mundo en 2015 y favorito a las medallas en 2016, An fue derrotado por el italiano Fabio Basile, quien había clasificado en el puesto 29 de su categoría de peso.

¿Le gustaría orar por el judoca surcoreano en estos Juegos Olímpicos? Estas son sus peticiones de oración: «Espero terminar bien el combate con todo el apoyo de los demás. Por favor, ore por nuestra seguridad y salud durante los Juegos, para que podamos hacerlo así de bien como practicamos, sin remordimientos».

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Latisha (Yung-jan) Chan
Tenis (Taiwán)

@latishayjchan

Latisha Chan y su hermana mayor Chan Hao-ching jugarán por segunda vez consecutiva en los Juegos Olímpicos para intentar superar los cuartos de final, instancia en la que perdieron en 2016. Las hermanas, que actualmente ocupan el puesto veintiuno del mundo, fueron eliminadas en cuartos de final tanto en el Abierto de Francia como en Wimbledon a principios de este verano. Como jugadora de dobles femeninos y mixtos, Chan ha ganado casi tres docenas de torneos, que incluyen el US Open de 2017 junto a Martina Hingis y el Abierto de Francia de 2018, el Abierto de Francia de 2019 y el Campeonato de Wimbledon de 2019 con Ivan Dodig.

En 2015, Latisha, su hermana y su madre se bautizaron juntas. Para hacer frente a la presión, Chan suele buscar un rincón tranquilo, poner música y orar. «La mayoría de mis oraciones a nuestro Padre celestial no son para ganar los partidos, sino para pedirle su guía», dijo [enlace en chino] en 2017. «Oro para que no nos lesionemos y para que tengamos un buen partido. También para que, independientemente del resultado final, seamos capaces de aceptarlo y de tener una actitud humilde durante el proceso».

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Cherelle Thompson
Natación (Trinidad y Tobago)

@cher_ellet

Cherelle Thompson quería formar parte del equipo olímpico el año pasado. Pero, como bien saben sus compañeros atletas, las cosas no siempre salen según lo planeado. Al no poder ingresar a una piscina durante los primeros meses de la pandemia del año pasado, Thompson reconoció su necesidad de aferrarse a su fe durante este tiempo. «Reconozco mi visión limitada de la vida y de mi futuro, y se la entrego a Él, por su soberanía y porque sé que Él cuida bien de los suyos», escribió. «Por mucho que me guste tener el control de todos los detalles y saber cómo va a ser cada paso, estoy confiando en Dios entregándole mi futuro. No estoy renunciando a la esperanza (de todo lo que quiero lograr), pero le estoy transfiriendo la autoridad sobre las áreas de mi vida que creía tener bajo control».

Ahora, de vuelta a la piscina, la joven de 29 años clasificó para los Juegos Olímpicos la última semana de junio y competirá en los 50 metros libres femeninos.

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Joshua Cheptegei
Atletismo (Uganda)

@joshuacheptegei

En 2017, Joshua Cheptegei elogió en Twitter los logros del condecorado corredor de fondo Mo Farah. Entonces, un aficionado le respondió: «Joshua, ahora te toca ser campeón». Cheptegei aceptó la afirmación. «Solo mira al espacio, DIOS me tiene reservadas muchas medallas de oro, ÉL me fortalecerá, soy el guerrero del Señor», tuiteó.

En 2020, Cheptegei estableció el récord mundial de los 5 000 y 10 000 metros. A pesar de este éxito, el corredor ugandés conoce bien lo que es el fracaso.

Cuando Uganda organizó los Campeonatos Mundiales de Campo a Través de 2017, Cheptegei era la mejor opción del país anfitrión para conseguir el oro. Apenas cuatro meses antes de que publicara ese tuit, Cheptegei estaba a punto de ganar la carrera de 10 kilómetros sénior. Pero en su última vuelta, ante el público local, redujo su velocidad hasta el punto de ocupar el 30º puesto, una derrota que le dejó tan deprimido que intentó evitar a la gente durante semanas. Hoy en día, utiliza su voz para abogar contra la mutilación genital femenina.

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Simone Manuel
Natación (Estados Unidos)

@swimone

En 2016, Simone Manuel se llevó cuatro medallas olímpicas, dos de oro y dos de plata: ganó el oro en los 100 metros libres y en los relevos 4 x 100 estilos. Se llevó la plata como parte de los relevos 4 x 100 metros libres y en la prueba de 50 metros libres. La cocapitana del equipo de natación, de 24 años, volverá a los Juegos Olímpicos este año, pero le costó llegar a ellos.

Durante meses, Manuel se vio afectada por el sobrentrenamiento, lo cual la dejó mentalmente deprimida y físicamente agotada, y que obligó a su médico a ordenarle que dejara de hacer ejercicio durante tres semanas en marzo de este año. En las pruebas olímpicas de junio, no logró clasificar para la final de los 100 metros libres. Pero ahora está en Tokio tras clasificar en los 50 metros libres. «Tuve que tomarme un momento para alabar a Dios», dijo Manuel a NBC Sports después de ganar esa carrera y asegurar su plaza en Tokio. «Quiero decir, este año ha sido difícil, especialmente los dos últimos meses, pero antes de la salida, sentí que era mi momento, y estoy muy agradecida por las bendiciones que Dios me ha dado».

Para la versión en inglés de este artículo se contó con la asistencia en traducción de Maria Fennita, Livia Giselle Seidel y Juhyun Park.

Traducción por Sofía Castillo

Edición en español por Livia Giselle Seidel

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